El sábado 28 de enero estuvo marcado por dos increíbles acciones opuestas: por un lado, el gobierno de Trump implementó brutalmente el Decreto Ejecutivo de vetar la entrada de ciudadanos de 7 países musulmanes (Libia, Irak, Irán, Siria, Somalia, Sudán y Yemen) a los EEUU, medida hoy conocida con el “veto a los musulmanes; y, por el otro, la tremenda muestra de resistencia y solidaridad de crecientes multitudes multiétnicas desbordando los aeropuertos.
El veto afecta tanto a los inmigrantes legales (con visas válidas o tarjetas verdes de residencia), para quienes la entrada es suspendida por 90 días como a los refugiados, con un veto mayor de 120 días. El resultado es que hoy decenas y decenas de individuos y familias son detenidos en los aeropuertos estadounidenses mientras esperan la deportación.
Este veto tendrá gran repercusión en la vida de cientos de miles de migrantes y ciudadanos que vienen o intentan retornar a los EEUU. Los 90 días de veto para los inmigrantes legales afectarán a “cerca de 25 000 ciudadanos de los siete países especificados en el veto de Trump que obtuvieron visas de estudiantes o de empleo en los pasados tres años” y a “casi 500 000 personas de los siete países que han recibido tarjetas verdes en la década pasada permitiéndoseles vivir y trabajar en los EEUU indefinidamente” (la mitad de ellos son iraquíes e Iraníes).[1]
Además, el veto de 120 días a los refugiados causará que “el número total de refugiados reubicados en los EEUU caerá de 110 000 en 2016 a 50 000 en 2017.” Y la situación es peor para los sirios, dado que “ningún refugiado sirio será admitido en los EEUU hasta que Trump mismo, al estilo de un rey, determine que el Programa de Admisión de Refugiados está “alineado con nuestros intereses nacionales”, como informa The Guardian.[2]
Pero la respuesta de los trabajadores estadounidenses y de las comunidades a este nocivo ataque islamofóbico ha sido ejemplar: en cuanto el pueblo escuchó que estas detenciones se estaban produciendo, miles desbordaron los aeropuertos, los lugares más custodiados de nuestro país, para protestar contra estas acciones ultrajantes. Comenzó con el aeropuerto JFK de Nueva York, al inicio con más de 3 000 manifestantes, y luego se expandió a San Francisco, Chicago O’Hare, Los Ángeles, Filadelfia, Seattle, Boston, Orlando y muchos otros. Las protestas continuaron el 29 hasta que las autoridades liberaron a todos los detenidos y les permitieron entrar al país. Están programadas para reiniciarse si cualquier otro refugiado es nuevamente detenido. Los manifestantes cantaban: “No al Odio, No al Temor, ¡Los Refugiados son Bienvenidos!,” “No al Veto, No al Muro ¡Refugio para todos!”
Hay un sector creciente de la sociedad estadounidense que está decidida a posicionarse en solidaridad con los musulmanes, mexicanos y todas las comunidades inmigrantes bajo ataque. Necesitamos expandir esto y tener un plan para derrotar al gobierno.
La ejemplar huelga de la Alianza de Taxistas de Nueva York
El sábado, además, los 19.000 trabajadores del sindicato Alianza de Taxistas de Nueva York (NYTWA) publicó la siguiente declaración y resolución de acción inmediata: “Nuestros 19.000 miembros sindicalizados estamos firmemente opuestos al veto de Donald Trump a los musulmanes. Como una organización cuya base es mayoritariamente musulmana y una fuerza de trabajo casi totalmente inmigrante y un movimiento obrero que está enraizado en la defensa de los oprimidos, decimos no a este veto inhumano y anticonstitucional. (…) Hoy los conductores están sumándose a la protesta en el Aeropuerto JFK en apoyo de todos aquellos que están actualmente siendo detenidos en el aeropuerto por causa del decreto anticonstitucional de Trump. Los conductores somos solidarios con los refugiados que vienen a América en busca de paz y seguridad y con aquellos que simplemente tratan de retornar a sus hogares aquí en el país después de haber viajado al exterior. Somos solidarios con todos nuestros pacíficos vecinos contra este inhumano, cruel e inconstitucional acto de pura intolerancia.”[3]El sindicato fue a la huelga y cientos de taxis se rehusaron a trabajar en solidaridad con los detenidos y se unieron a la acción de los manifestantes.
La acción del sindicato NYTWA es un bello ejemplo de solidaridad obrera que debe ser repetido por todo el movimiento. Aunque Uber intentó arruinar la medida, no tuvo éxito y ahora miles de usuarios de Uber están cancelando sus cuentas con esta compañía por querer beneficiarse de la huelga del NYTWA para ganar más dinero. Lyft, otra compañía de este tipo, por el contrario, dio 1 millón de dólares a la organización ACLU (Unión de Libertades Civiles de América) por temor de que sus clientes dejaran sus servicios y usaran a cambio los del sector de taxistas sindicalizados. Tanto Lyft como Uber han estado intentando derrotar los intentos de sindicalización entre sus trabajadores y desregularizaron los precios y las condiciones de trabajo para el transporte privado. Así, la acción de la NYTWA fue un perfecto ejemplo de cómo la acción sindical puede también defender los derechos civiles y al mismo tiempo expandir su base sindical haciendo reclamos laborales concretos. (…)
[1] https://www.propublica.org/article/trump-executive-order-could-block-legal-residents-from-returning-to-america?utm_campaign=sprout&utm_medium=social&utm_source=sprout&utm_content=1485565886
[2] https://www.theguardian.com/commentisfree/2017/jan/27/trumps-executive-order-officially-gunning-for-muslims?CMP=share_btn_tw
[3] https://www.facebook.com/nytwa/posts/1562624543751719
Los pasos siguientes: unamos nuestras luchas contra los ataques de Trump
Ahora, muchas voces de funcionarios de los gobiernos del mundo, e incluso empresas de EEUU, están comenzando a criticar el veto de Trump. Esta críticas públicas y la preocupación sobre las medidas islamofóbicas de Trump son el resultado directo de una movilización popular inesperada y sin precedentes para defender a las comunidades verdaderamente desamparadas de nuestro país. Los gobiernos de EEUU etiquetaron, desde Bush y Obama, a nuestros hermanos y hermanas árabes y musulmanes como potenciales “terroristas”. Este fin de semana muchos de nosotros rechazamos este entramado racista e islamofóbico. Hoy, más que nunca, decimos: ¡la acción colectiva logra conquistas! ¡La acción directa de masas sirve!
Debemos construir un movimiento independiente: independiente de las instituciones de gobierno y también de los partidos republicano y demócrata, para luchar juntos contra todos estos ataques: el veto a los musulmanes, el muro con México y las crecientes deportaciones (Inmigración y control de aduanas – ICE ha comenzado nuevamente a aterrorizar a las comunidades), los oleoductos de KXL y DAPL que violan derechos indígenas y son una amenaza al medio ambiente, y también las nuevas restricciones al aborto.
Sabemos que vendrán muchos otros ataques, pero necesitamos estar juntos para defendernos los unos a los otros, y necesitamos llamar al movimiento sindical a que se nos una y rechace seguir a la dirección de AFL-CIO que ha elegido “colaborar” con Trump.
No al Veto, No al Muro. ¡Refugio para todos!
¡No a la islamofobia y el racismo!
Abran las fronteras. Papeles para todos
#NotOurPresident! (No es nuestro presidente)