En la noche del domingo un grupo de personas subió a la unidad que manejaba Leandro Miguel Alcaraz y tras una discusión por el boleto le dispararon a quemarropa y terminaron con su vida a los 26 años. Este hecho condenable tiene responsables.
Cada aumento de tarifas, de pasajes, de la inflación es también aumento de la pobreza y la miseria. Cuantos más despidos, más desocupados y más familias que no tienen que poner en la mesa. Cuanto más desocupación, pobreza y miseria, más delincuencia en los barrios. Esos son los efectos del plan de gobierno de Macri y sus cómplices.
Detrás del aumento de la delincuencia organizada está la mano de las fuerzas de seguridad. La policía y la gendarmería saben quiénes son los narcos que se aprovechan de la desesperación de los más pobres para hacerlos delinquir. Los uniformados, empezando por los comisarios y jefes, son los primeros en liberar zonas para el delito, proteger a los proxenetas de las redes de tratas y a los narcos o bandas de ladrones. A cambio reciben parte del botín.
Es por eso que la solución no puede ser más policía en los barrios ni más cacheos en los colectivos.
Las empresas también son responsables.
El aumento de los ritmos de trabajo y el mal estado de las unidades provoca que se queden a cualquier hora y en cualquier lugar o choquen por no tener frenos poniendo vidas en riesgo. La desidia de las empresas ya se han cobrado la vida de compañeros como David Ramallo de la Línea 60 por no estar la terminal en condiciones para funcionar o Matías Krueger del Subte que murió reparando una formación. A las empresas sólo les interesa ganar más aumentando el pasaje y cobrando los subsidios. Es por eso que hay que terminar con el lucro privado volviendo a un transporte estatal, pero bajo control de trabajadores y usuarios.
La UTA tranza y deja en banda a choferes y usuarios
Como quedó demostrado en esos y otros casos, la UTA de Fernández, qué acuerda con la reforma laboral ajustadora de Macri, también arregla lo suyo con las empresas dejando a trabajadores y usuarios a su suerte. El paro del gremio para las líneas del Oeste, de forma aislada y sin movilización es una forma de «cumplir» sin cambiar nada. Pero la bronca late por abajo y los compañeros de Leandro impulsaron un corte en la General Paz, denunciando la ausencia de la UTA y exigiendo soluciones urgentes. Otras líneas se pliegan a la medida, yendo más allá del freno que quiso meter la UTA.
Hace falta un plan de emergencia nacional contra la desocupación y aumento de emergencia de los salarios igual a la canasta familiar.
Para empezar a resolver el tema hoy se podría usar el esquema de dos choferes por unidad como se aplica en Brasil, e inversión en iluminación en todas las paradas, como medidas mínimas.
Para lograr eso hay que poner de pie la coordinación por abajo de los que están luchando y los que estén dispuestos a hacerlo. Para que los choferes tomen las cosas en sus manos hacen falta asambleas de base para debatir una salida a los problemas del transporte: seguridad, condiciones de trabajo, salario, valor del pasaje, así como para sacar a los dirigentes traidores e imponer un paro nacional para empalmar con los sectores que están peleando.