El machismo no cesa, se hace carne todos los días, en casa, en el trabajo, la fábrica, la escuela, la tele, en el arte, y en la calle. Ayer se hicieron virales las declaraciones de Gustavo Cordera, el ex Bersuit que hizo en una entrevista organizada por alumnos de periodismo de la escuela TEA. En ese lugar, Gustavo Cordera charlaba acerca de la música, el rock, los vicios, las mujeres, y el sexo. Entonces no hizo más que dejarse llevar por su fama e impunidad y declaro:
«Es una aberración de la ley que si una pendeja de 16 años con la concha caliente quiera coger con vos, vos no te las puedas coger. Hay mujeres que necesitan ser violadas para tener sexo porque son histéricas y sienten culpa por no poder tener sexo libremente. Si yo tengo algo bueno para darte puedo desvirgarte como nadie en el mundo. A mí hablame de cómo te sentís y te entiendo, pero si me hablás de los derechos no te escucho porque no creo en las leyes de los hombres, si en las de la naturaleza».
Todos los casos que han salido a la luz en el mundo del Rock no son más que la expresión visible del machismo que reina en esta sociedad, los músicos, y la música no están exentos de esto. Pudimos ver hace un tiempo atrás la valentía de Mailen y Rocío que denunciaron públicamente a Miguel del Popolo de la “Ola que quería ser Chau” ,y desde ahí las voces de las mujeres que habían sufrido o sufren violencia por parte de ídolos del rock se han despertado. Las palabras de Cordera no son aisladas, son el resultado de políticas al servicio del machismo, al servicio de dividir a los trabajadores, a los jóvenes y también a las propias mujeres entre sí.
Las declaraciones trascendieron de tal forma que hasta Fabiana Tuñez tuvo que salir a repudiar las palabras del cantante, pero lo cierto es que por más que haya una feminista adelante del Consejo Nacional de la Mujer el machismo y la violencia siguen creciendo. Entre 2008 y 2015 han muerto por femicidios 2086 mujeres en el país según datos de la casa del Encuentro. Esto demuestra que con el kirchnerismo, a pesar de estar sancionada en 2009 la Ley 26.485 para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres, al no contar con planes, recursos humanos ni el presupuesto necesario para poder ser utilizada con ese fin, se nos ha dejado solas a muchas mujeres víctimas de esta situación.
Con el gobierno de Macri se profundizo el ajuste al pueblo trabajador y en ese marco la violencia a la Mujer sigue creciendo y profundizándose, lógicamente ante este panorama se retrocedió en lo que desde la movilización se había conquistado. Se cerraron los servicios de atención a las víctimas de violencia, han avanzado en despidos en el Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable, poniendo en riesgo la ya escasa distribución de anticonceptivos, se ha clausurado el programa para víctimas de delitos sexuales, y la asignación presupuestaria para el Consejo Nacional de la Mujer es miserable, como en todos los años del kirchnerismo. Esto se suma a los despidos en Estatales, los tarifazos, la inflación y el ajuste en nuestros bolsillos que afecta particularmente a las mujeres.
El problema no es que nos gobierne un hombre o una mujer sino que no gobiernan para nosotras las mujeres pobres y trabajadoras.
Para nosotros, la cabeza violenta y enferma que tienen los “del Popolo” o los “Gustavo Cordera”, son producto y reproductores de todo un entramado de instituciones que propagan la ideología del sometimiento o inferioridad de la mujer: los gobiernos, los parlamentos, la justicia, la Iglesia, los medios de comunicación, la escuela, etc. que colocan a la mujer como objeto que no decide, y que cuando lo hace o pretende hacerlo se lo cuestiona.
¿Por qué y para qué?: acobardan a la mitad de los trabajadores, las mujeres; las debilitan para salir a la lucha; y así dominan y explotan mejor a toda la clase obrera
Algunos famosos, aprovechando la impunidad estatal y al amparo de su fama, se atreven a pasar todas las barreras.
Son los Estados y Gobiernos quienes deberían garantizar políticas para que la violencia, producto del machismo, que en época de crisis se agudiza, no tenga que ser combatida individualmente o desde las valiosas campañas que sus familiares y entorno impulsen y deben ser nuestras organizaciones sindicales, centros de estudiantes y sindicatos quienes se pongan a la cabeza de estos reclamos para que salgamos a las calles de forma organizada.
Llamamos a todas las organizaciones sindicales, políticas y sociales de los trabajadores a repudiar estas declaraciones y a sumarse a la lucha por terminar con la impunidad y en defensa de los derechos de las mujeres trabajadoras.