El dato más significativo que dejó el resultado de las PASO es el duro golpe que recibió el Gobierno del Frente de Todos en 18 provincias. Se destaca la Provincia de Buenos Aires, donde triunfó Juntos por el Cambio con un 38% en la lista encabezada por Diego Santilli, mientras que la encabezada por Victoria Tolosa Paz alcanzó el 33%. Lo siguen derrotas como en las provincias de Santa Fe, Chubut y en el bastión del kirchnerismo, como Santa Cruz.
Este golpe al Gobierno es mucho más duro, teniendo en cuenta que hace dos años asumía ganando en primera vuelta con una diferencia abultada sobre Macri. Hay más de 4 millones de votantes que en 2019 apoyaron a Alberto Fernández y en esta elección no votaron (la participación fue un 7% menor, aproximadamente 3 millones menos de votos totales que en 2017) , votaron en blanco, nulo o impugnado (3,7%, 2,7%, 0,1% respectivamente) o votaron otra opción. Esto sin duda puede leerse como voto castigo, frente a la decepción incluso de un sector de su base electoral.
En los inicios de la pandemia llegó a tener cerca de un 80% de aprobación, que se fue diluyendo con la agudización de la crisis económica con la pandemia, el aumento de la pobreza, los vaivenes en las medidas, etc. Esto se expresa tanto en sectores obreros y populares, como de la clase media y los pequeños comerciantes.
Aunque no creció en votos, el fenómeno lo capitalizó principalmente Juntos por el Cambio, que fue el gran triunfador de la elección. Con una campaña inclinada a un discurso cada vez más a la derecha, mostrándose ya en la última semana abiertamente a favor de la eliminación de las indemnizaciones.
En la Capital Federal estos discursos abiertamente antiobreros tuvieron aun mayor caudal de votos si sumamos al liberal Javier Milei que logró casi 14% de los votos. Fue el fenómeno más nuevo de la elección, muy fogoneado en las últimas semanas por los medios. Para que el voto más radicalmente desencantado con la política se canalice por derecha.
Por otra parte, aunque en una escala mucho menor, una parte del desencanto se canalizó por izquierda. Principalmente en el voto al Frente de Izquierda de los Trabajadores – Unidad (FIT-U) que logró una muy buena elección nacional. Creció y se fortaleció en Provincia de Buenos Aires (5%) y en Capital Federal (6%) y tuvo resultados extraordinarios en Jujuy con un 23%, donde Alejandro Vilca encabeza la lista de diputados. También lograron muy buenas elecciones en provincias como Neuquén y Chubut, en la que participa nuestro compañero Daniel Ruiz como candidato a Senador, donde se duplicó la votación en relación a las anteriores de medio término.
Por otro lado, se encuentran el resto de las corrientes de izquierda como el Nuevo Mas y el Partido Obrero Tendencia, que ninguna logro superar las PASO en la mayor parte del país. Quedando antidemocráticamente fuera de las elecciones generales por el piso proscriptivo que seguimos repudiando y denunciando.
Por último, el descontento también se vio expresado en el crecimiento de los votos en blanco. Estos sumaron 4,5% en promedio en Buenos Aires o Santa Fe, y en Mendoza incluso alcanzaron casi un 9,5%.
Cómo queda el Gobierno
Este resultado deja al Gobierno en una importante crisis que reaviva las disputas internas por los rumbos a tomar: si ir por medidas más populares, para lo cual tiene que destinar plata, o ir a un rumbo de Gobierno patronal más clásico, para disputar la parte de votos que se les fugó por derecha. En principio preparan anuncios para los próximos días, pero aún el rumbo no está definido.
Pero la principal crisis a la que se enfrenta el Gobierno es con la clase trabajadora y sectores populares, que fueron quienes más sufrieron la crisis económicas y las concesiones permanentes a las patronales. También con la clase media y los pequeños comerciantes empobrecidos con la crisis y la pandemia.
Es esto lo que ha dejado el campo abierto para que Juntos por el Cambio, después de haberse ido odiado por las masas, en menos de dos años, haya vuelto a ganar. Y muestra que gobiernos que dicen priorizar a los más pobres y gobiernan para los empresarios y el FMI no sirven para frenar a los sectores más de derecha.
La oposición se consolida
La oposición se consolida como alternativa y también la «grieta» entre dos grandes alianzas patronales como posibilidad de alternancia dentro del régimen. Esto obliga al Gobierno de aquí en adelante a tener que “consensuar” las nuevas medidas a implementar, como va a ser el presupuesto 2022 que se presenta este miércoles 15 de septiembre, o el acuerdo con el FMI que tiene que ser aprobado en el Congreso.
El espacio a la izquierda
Como parte de la expresión de bronca o desencanto, la izquierda creció electoralmente, principalmente en concentraciones obreras y populares. Esto muestra que existe un espacio para plantear una salida revolucionaria a la crisis, de ruptura con el régimen y el sistema. Lamentablemente en la campaña a las PASO, como hemos planteado en muchas oportunidades, en el FIT-U primó la campaña lavada, prolija y de slogans, con el centro en lograr más bancas. No es casual que no se haya nombrado en ninguna instancia ni una sola vez el pedido de libertad de nuestro compañero Sebastián Romero, preso hace más de un año por luchar contra la Reforma Previsional de Macri. Que además es candidato a Senador por Santa Fe.
Más que nunca: defender un voto de independencia de clase
En los próximos dos meses la campaña y la polarización se intensificarán, el Frente de Todos intentará revertir su derrota y la oposición sostener su triunfo. Y mientras tanto el acuerdo con el FMI y la Reforma Laboral estarán en el centro de la escena.
Mientras en los lugares de trabajo nos preparamos para enfrentar los ataques que ya hay y los que vienen, es necesario fortalecer una gran campaña unitaria por el voto por un programa de independencia política de los trabajadores, por un programa obrero para salir de la crisis. Hoy solo se expresa en la lista del FIT-U, que debería tener como principales referentes a los candidatos obreros como Alejandro Vilca, Raúl Godoy, que, además tuvieron importantes votaciones en sus provincias. Y como parte de eso ponemos al servicio las candidaturas de obreros perseguidos por el Estado, como Daniel Ruiz y Sebastián Romero.
Fortalecer esa campaña y lograr que parte del descontento se siga expresando en el voto a la izquierda nos dejará también en mejores condiciones para las peleas que tenemos por delante contra los capitalistas, el FMI, la oposición patronal y la política del Gobierno.
Desde el PSTU pondremos todas nuestras fuerzas para pelear el voto por el FIT-U. Y aprovechar la campaña electoral para reclamar la libertad de Sebastián Romero, contra el juicio farsa a Daniel Ruiz y Cesar Arakaki, contra el FMI y por una salida revolucionaria, obrera y socialista.