Queremos comenzar a desarrollar una serie de notas en función de un problema que atraviesa la libre organización de los trabajadores en todo el país, ya que nuestras organizaciones gremiales, algunas muy fuertes y tradición de lucha u otras más débiles y atomizadas, sufren una verdadera camisa de fuerza que las termina condicionando. Y esa camisa se debe a la dependencia de nuestros sindicatos del Estado y de las empresas. Poco a poco iremos desarrollando este tema que, aunque pueda parecer secundario, profundizar al respecto es fundamental para desarrollar la lucha a fondo y profunda por los intereses históricos de la clase trabajadora.
No es casual que hayamos llegado a esta instancia y mucho tiene que ver el hecho de que en nuestro país son los grandes monopolios económicos extranjeros, decimos grandes por el capital financiero y que aunque son una minoría en relación con la población, necesitan una serie de instituciones que les puedan garantizar sus desarrollos y ganancias porque en la gran mayoría de los casos los dueños de estos monopolios no están aquí en la Argentina.
Para ello tiran unas cuantas migajas y “privilegios” a un sector de la población para que este sector pueda controlar, defender y administrar a las multinacionales, sean bancos, empresas, terratenientes agrícolas, especuladores etc. Así aparecen una serie de funcionarios y tecnócratas que se especializan y defienden “sus migajas” en ministerios, Fuerzas Armadas, instituciones, legisladores y demás.
La “Ley de Asociaciones Sindicales” está para controlarnos
Así regulan todo para que nada se escape como, por ejemplo, todos los sindicatos somos regulados por la Ley de Asociaciones Sindicales y son ellos (multinacionales y el Estado) quienes determinan las formas de cómo tienen que ser los sindicatos, cuántos delegados corresponden según ellos y no por la decisión de una asamblea de trabajadores. Son ellos los funcionarios del Ministerio de Trabajo quienes deciden si se aprueba o no la conformación de un sindicato y quiénes serían los que podrían integrar el mismo.
Pero no solo se conforman con reglamentar la actividad sindical sino que además con la retención de las cuotas sindicales en el Estado o en las empresas, usan este mecanismo en forma extorsiva para condicionar la lucha de los sindicatos. Por ejemplo, si estás con el gobierno o la patronal te derivan tranquilamente el dinero de cuota sindical, si lo enfrentas duramente te retienen el dinero o lo demoran como pasa actualmente con los aportes de las obras sociales.
Los “márgenes” del sindicato: un obstáculo para la lucha
Aunque parezca mentira esta reglamentación “organizativa” y “económica” para los sindicatos es una traba importante para los procesos intensos y duros de lucha de los trabajadores porque todos sabemos que una huelga no solo se gana con los delegados que nos permiten tener por cada empresa, según el ministerio y los empresarios. Una huelga se gana con activistas, referentes, organizadores y solidaridad no solo de los trabajadores de una fábrica o empresa sino también apoyo de aquellos que compartimos la misma unidad económica dentro de nuestros lugares de trabajo y en las ultimas luchas han sido las mujeres (esposas y trabajadoras) quienes han hecho una destacada presencia de lucha. Sin embargo la reglamentación hace que no tengan ningún tipo de fuero los elementos que verdaderamente se necesitan para ganar la huelga ya que muchos de ellos están tercerizados, o en otro convenio ya que la división y dispersión siempre favorece a los monopolios y empresarios que el Estado se encarga de regular y controlar.
Terminar con la dependencia, a pesar de las conducciones gremiales burocráticas
No es casualidad que la mayoría de las conducciones gremiales sean grandes o pequeñas, estatales o privadas no hagan eje en terminar la dependencia y control del Ministerio de Trabajo. Justamente porque ellos SI TIENEN FUEROS y en muchos casos se conforman con migajas y privilegios personales. Por ello como toda lucha se decide por la relación de fuerza de los trabajadores pero si cada lucha no empezamos a destruir la dependencia y control del estado sobre nuestros sindicatos y organizaciones no podremos construir la alternativa de lucha independiente y sólida en donde seamos los trabajadores quienes decidamos cómo y para qué organizarnos.