El candidato bonaerense promete un “crecimiento económico sostenido, con pleno empleo y de calidad”. Desde su equipo de campaña nos hablan de que en Argentina existe una industria que exporta y sustituye importaciones. Y proponen generar más empleo y mayor valor agregado para una mejor distribución del ingreso.
Pero en este punto los especialistas que lo acompañan parecen ignorar la cantidad de despidos y suspensiones que se vienen produciendo en los últimos años producto de la crisis de la industria automotriz, siderúrgica y petrolera, entre otras.
Si a esto le sumamos la tercerización y precarización laboral que sufre una porción cada vez mayor de trabajadores, que el 40% trabaja en negro y que, según datos recientemente publicados por el INDEC, la mitad de los trabajadores argentinos gana menos de $6500, el panorama no es tan alentador como anuncian desde el sciolismo.
Para lograr esto el candidato oficialista promete atraer inversiones por 30.000 millones de dólares anuales y que el Estado debe asociarse con el capital privado para invertir en materia energética y productiva.
¿Pero a quienes favorecieron hasta ahora dichas inversiones? Las condiciones para que las empresas y grupos económicos inviertan en nuestro territorio requieren de ciertas garantías. Esto quiere decir, enormes ganancias para las patronales a costa de incentivos fiscales y eximición de impuestos por parte del estado, que le garantiza mano de obra barata y bajos costos de producción, así como poder despedir y suspender obreros a su antojo (ver pàgina 5). Eso es lo que sucede con todas las multinacionales en nuestro país: con la Barrick Gold, Tecpetrol, Chevròn, Monsanto, General Motors, y tantas otras.
Ajuste gradual= Baja del salario obrero.
Los sectores patronales reclaman mayor competitividad. Algunos pretenden eliminar las paritarias, muchos exigen un dólar más alto a través de una nueva devaluación, etc.
El grupo económico de Scioli habla de “gradualismo”, y éste promete bajar la inflación pero sin ajuste.
Sin embargo, el ajuste ya se ve en los techos salariales que impone el Gobierno en las negociaciones paritarias año tras año para mantener los salarios por debajo de la inflación. Lo mismo sucede con el cobro del IVA en los alimentos y el Impuesto a las Ganancias que achican el bolsillo de los trabajadores. Cuando recortan el presupuesto a la salud y educación públicas también están ajustando al pueblo. La prueba está a la vista de todos, hospitales y escuelas en pésimas condiciones de infraestructura y faltos de insumos, docentes sin cobrar, médicos que hacen lo que pueden sin los elementos necesarios, etc.
¿Un mundo libre de buitres?
Scioli, al igual que este Gobierno, se disfraza de defensor de la soberanía y nos invita a soñar con un mundo libre de buitres. Tal como explican estas páginas, al igual que los otros candidatos patronales, plantea en su agenda de gobierno la re-negociación con los hold outs (buitres), pero, según dicen, bajo condiciones “razonables”.
Una vez más, debemos preguntarnos si es legítimo reconocer una deuda de la cual el pueblo argentino no vio un solo centavo a pesar de los sacrificios realizados para pagar.
Entonces… ¿Para quién gobernará Scioli?
En el Consejo de las Américas Scioli les garantizó la gobernabilidad a los empresarios más importantes de la región. De allí viene el apoyo recibido de distintos sectores patronales. Con aquellas palabras el candidato de Cristina se perfila como el mejor representante de los intereses de los patrones, de los banqueros y de las multinacionales.