SE FUE EL «PETISO» ALFREDO ULIARTE: ADIOS A UN GRAN REVOLUCIONARIO

 

Nos deja hoy un compañero único. Luchó contra la burguesía durante toda su vida. Y luchó durante dos años contra la enfermedad, contra la muerte. Es decir, contra todos los obstáculos que el capitalismo pone a los obreros, a los pobres, dificultando la atención médica que merecen luego de una vida de trabajo, de construir todo lo que en este mundo existe.
Nos dejó un compañero, un amigo. Una persona cálida, de buen humor permanente, en todas las circunstancias. Ganado por la corriente en inicios de la década del ’80, parte de esa vanguardia que luchó contra la dictadura y luego, contra la democracia capitalista naciente, que resultó un régimen tan explotador como aquella. Parte de la vanguardia que enfrentó, en esa época, a la burocracia sindical que había sido cómplice de los milicos.
Activista querido y dirigente de grandes obras de la construcción, fue ganado durante una gran lucha en la parada de planta de Shell, en Dock Sud. Desde allí se mudó a Bahía Blanca, donde se convirtió en un gran dirigente.
Delegado de Sade durante cuatro años, dirigió junto a un puñado de compañeros el gran paro del Polo Petroquímico. Todavía puedo verlo hoy, bajito entre otros mucho más altos, sobre un tablón, en el límite de Sade con otras obras como McKee, Sideco, etc. (era una construcción en serie, de varios kilómetros, con varias empresas). Hacíamos allí asambleas de cinco mil obreros. Alfredo tomaba la palabra, gran silencio. Desde allí, a mano alzada, se votaban las medidas de lucha, el paro con toma, la organización, los piquetes, la defensa de la toma. La organización con comités de huelga que llegaban hasta las gamelas o las pensiones en que los obreros vivían.
En Sade mismo, se tomó el comedor y se obligó a la empresa a despedir a la contratista que los mataba de hambre. Se formó una cooperativa de los obreros, dirigida por la Interna y que rendía cuentas ante la asamblea. Fue comedor y escuela. Se comía bien, pero sobre todo se aprendía que los patrones no eran necesarios, sino que eran parásitos que se quedaban con parte de la comida de los obreros.
El Petiso fue un maestro de la democracia obrera. Del respeto a las bases, sus decisiones, sus iniciativas. Candidato nacional de la lista nacional Violeta de la UOCRA que enfrentó a la burocracia, asentada en seccionales como Neuquén, Lomas, Santa Cruz, Campana, Bahía, y otras.
En la gran huelga de la CGT del 86 (la de la Moratoria), una columna de 900 obreros de la construcción asaltó el palco de la burocracia, exigiendo “que hable el Petiso”, llevándolo en andas frente a la desesperación de la CGT Bahía. Poco después, se tomó el sindicato, expulsando a su dirigente traidor.
Pagó por todo esto figurando en las listas negras nacionales de la construcción. Nunca más, en ningún lugar, pudo entrar en una gran obra. Aún siendo un soldador de alta presión muy calificado, formado en la construcción de Atucha II, la burocracia no lo perdonó jamás.
Un cuadro de la revolución
Alfredo fue un dirigente obrero revolucionario. Rechazando el sindicalismo vulgar, su gran preocupación era la construcción del partido. En aquella SADE, el viejo MAS un equipo de 14 camaradas. Y equipos de dirigentes de 6 obras diferentes. Fue un importante trabajo obrero. Sabía agitar las asambleas, pero era sobre todo un propagandista y organizador obrero.
Nuestra corriente, aquel Viejo MAS fue un gran partido obrero revolucionario. Fue grande no tanto porque tuvo muchos militantes, sino porque supo ganarse unas centenas de cuadros obreros que se abrazaron a la revolución. Ellos fueron la “Guardia de Hierro” del trotskismo obrero en nuestro país. Ellos fueron la fuerza enorme del MAS.
Aprendió eso para siempre, y hasta hoy tenía esa obsesión: “tenemos que capturar a los bichitos, como me capturaron a mí hace años”.
Sufrió tanto la crisis de la corriente, pasó los tiempos más difíciles junto a la LIT, cuando casi nadie la defendía.
En el 2001, necesitó jugar un papel. Era de vanguardia, y se metía en la vanguardia. Desde afuera, se ganó un lugar entre los obreros de Bruckman. Y fue el primer ingresado externo a trabajar en la cooperativa, gracias a su lucha. El día del 2004 en que se recuperó la fábrica, él cortó con tenazas las cadenas con que la policía había clausurado la fábrica, y entró primero que nadie.
Fue durante años parte de la célula de Bruckman del FOS, una de las corrientes que convergieron en el actual PSTU. Viajó a Brasil, para trasmitir sus experiencias a obreros de San José dos Campos que intentaban “recuperar empresas” que cerraban.
Luego, volvió nuevamente a la soldadura, como pudo, para sobrevivir. Y para construir el partido de la revolución, su partido. Alegre porque hace unos años, la Internacional resolvió recuperar su relación con la clase obrera, volver a la clase, y construir partidos y direcciones más obreras. Eso lo alentó, porque su confianza en nuestra clase era infinita. Esa confianza que no salía de los libros, sino que se construyó en una vida de trabajo, en las luchas obreras, en los triunfos y más aún en las derrotas. Y que los libros ayudaron a comprender, a consolidar.
Fue un revolucionario desde la clase hacia el partido. Su vida misma expresó aquello que Marx dijo: la síntesis, la fusión de la clase obrera con el socialismo.
Y como vivió su vida, lo hizo hasta el fin. Hasta hace pocos meses, sumándose desde arriba del auto a los Volanteos de su regional, sin poder bajar ni pararse, pero disfrutando poder estar allí, junto a sus camaradas, llevando la política a la clase. En tanto tuvo fuerzas para salir de su casa, las usó para el partido.
Necesitamos muchos Alfredos. No es fácil ganarlos, pero cuando están con nosotros, nos enseñan cada día. Cuando están en el partido, son inestimables. Alfredo tuvo muchos defectos, era un ser humano, de su clase, producto de un sistema degradado. Pero luchaba contra ellos de la única manera posible: luchando por el poder para la clase obrera, por la revolución socialista, por el amor a su clase, por la humanidad toda.
Compañero Alfredo, amigo, vamos a seguir la lucha por nuestra internacional como lo hiciste vos.