Organizando la bronca y transformándola en acción
La cosa está difícil. Con la situación sanitaria y económica el peso que cae sobre las espaldas del pueblo trabajador es mucho. Y frente a la desesperación, la resignación a bancarse la exposición al virus o al hambre y el sálvese quien pueda, que difunden los políticos patronales y sus medios serviles, parecen ser las únicas opciones.
Quienes se dicen representantes de los trabajadores, la traidora dirigencia sindical de la CGT y CTA, y de los movimientos sociales, sobre todo los que simpatizan con el Gobierno de Alberto Fernández, también actúan en el mismo sentido: lo posible ahora es lo que hay, y hay que conformarse con eso, por eso pactan acuerdos salariales a la baja (aun en sectores que vienen creciendo económicamente), permiten los despidos y el aumento de la precarización.
Sin embargo, aun en este difícil panorama, en forma aún muy dispersa y atomizada, la bronca salta y se rebela contra la resignación impuesta y empieza a mostrar ejemplos y experiencias de lo que todos los luchadores y luchadoras, los que no estamos dispuestos a resignarnos, tenemos que apoyar, conocer y sacar conclusiones.
Luchas y dispersión
Luchas hay y muchas, cada semana se pueden nombrar nuevos conflictos que empiezan, terminan, se interrumpen, estallan otros. Ahí surgen nuevos compañeros y compañeras que quizá unas semanas antes, ni se imaginaban estar en una pelea y empiezan a ver la verdadera política de los gobiernos, de los dirigentes sindicales que juegan para atrás. Surge una nueva vanguardia que hace sus primeros pasos en la lucha. Pero todos estos procesos están muy limitados por la dispersión, por el que cada cual pelea por su lado.
Desde el PSTU y desde las páginas de Avanzada Socialista venimos insistiendo en la necesidad del apoyo, unidad y coordinación de todas las luchas. Porque precisamente vemos que eso es fundamental para fortalecer cada una de esas peleas y la pelea general del pueblo trabajador contra los ataques del Gobierno y las patronales, con la complicidad de la dirigencia sindical.
Hoy el triunfo de los trabajadores y trabajadoras de la salud de Neuquén nos permite a los luchadores y luchadoras sacar conclusiones respecto de la pregunta que en cada pelea nos devela: ¿cómo podemos ganar?
El ejemplo neuquino
Lo que permitió a los “elefantes” de Neuquén pelear y ganar fue el haber roto los marcos de la estructura sindical cuya dirección había acordado un 12% de aumento. En lugar de resignarse y comerse la bronca, tomaron en sus manos la pelea autoconvocándose en forma masiva y realizando medidas de lucha de más de 55 días que, con un apoyo popular impresionante, terminaron torciéndole el brazo al Gobierno y a la burocracia (ver página 5).
Por supuesto, que en las diversas luchas de distintos sectores hay realidades diferentes, pero este ejemplo muestra que para derrotar los acuerdos traidores del Gobierno y las patronales con los dirigentes sindicales, son necesarias la organización por abajo, y el estado asambleario para decidir y ejecutar medidas. Si en lugar de eso hubiesen respetado a los “cuerpos orgánicos”, la pelea ni siquiera habría podido comenzar, porque en tiempos de Pacto Social se transforman en un obstáculo.
En consonancia con eso, las medidas de acción directa fueron piquetes y cortes de ruta para afectar las ganancias de los verdaderos jefes de la gobernación, las multinacionales petroleras, no medidas solo para sentar posición. Esto obligó por un lado a que el conflicto trascendiera las fronteras provinciales y al Gobierno a hacer un nuevo ofrecimiento.
La mayoría de los partidos de la izquierda del país también hablan de la necesidad de unidad y coordinación y del ejemplo de los “elefantes” de Neuquén ¿Pero todos queremos decir lo mismo? En función de ayudar a sacar las conclusiones necesarias para fortalecer las luchas que hay y las que vienen es necesario profundizar en estas cuestiones.
El PSC y el camino de los “elefantes”
La mayoría de la izquierda, que se agrupa en el Frente de Izquierda – Unidad (FITU), postula al Plenario Sindical Combativo (PSC) como alternativa frente a las conducciones sindicales burocráticas. Luego de meses de parálisis, el PSC volvió a aparecer con el llamado a movilizar al Consejo del Salario, lo cual es correcto. Ahora bien ¿quién decide en ese plenario? ¿Es hoy realmente un espacio en donde los conflictos se pueden coordinar y el conjunto de los trabajadores puede decidir? ¿Es un espacio en función de coordinar las luchas y las expresiones de auto convocatorias? ¿En qué consisten las “acciones” que salen del PSC?
Quien alguna vez haya participado de la alguna reunión del PSC podrá afirmar que lejos de ser una instancia genuina de deliberación, ahí solo se reafirma lo previamente acordado por las corrientes que lo conducen y en función de sus necesidades.
Así es que sus acciones, casi siempre convocadas con consignas correctas, son testimoniales, para “la foto”, para dejar constancia de estar en contra de, pero sin ninguna posibilidad ni perspectiva de cambiar nada. Y con una dosis de postulación electoral difícil de omitir.
Por ejemplo, el tema de las vacunas ¿Es correcto ir a Garín y denunciar que ahí están las vacunas que nos faltan? Sí. ¿Alcanza para conseguirlas hacer un acto en la puerta denunciando eso? ¡Claro que no! ¿Estaría la posibilidad de organizar una acción en la más amplia unidad para bloquear con piquetes la entrada y salida de la planta de vacunas y obligar así a que esas vacunas se queden para el abastecimiento del país? En nuestra opinión, si todos los sectores sindicales y sociales independientes del Gobierno organizaran esa acción, perfectamente se podría realizar. Eso sería seguir el ejemplo de los “elefantes” de Neuquén.
Pelear para ganar
Desde el PSTU entendemos que es necesario apelar a la solidaridad genuina de todos los sectores que hoy quieren pelear y construir la unidad y coordinación que hacen falta. El proceso de Neuquén no es una isla, hay otros fenómenos de auto convocatoria entre colectiveros, que vienen realizando acciones en accesos a la Capital, en docentes para pelear contra la presencialidad o probable intento de volver a imponerla y en otros lugares de trabajo en donde se empieza a organizar la bronca frente a la inacción o los acuerdos vergonzosos de la dirigencia sindical.
Fomentar, apoyar y extender esos fenómenos, dirija quien dirija, hoy es clave para que a pesar de la traición de la burocracia, las luchas puedan avanzar. La bronca no puede quedar en la nada, es necesario transformarla en organización y para eso muy importante es la conformación de comités, comisiones con mandatos revocables de sus representantes, que sea la asamblea quien defina cada paso a seguir.
A la luz de lo que sucedió en Neuquén es necesario también plantearnos el tipo de acción que puede resultar efectiva para ganar. Ya vimos que la mayoría de las veces con un paro de un sector y una movilización no alcanza. Es necesaria la continuidad y también tomar medidas que afecten la ganancia empresaria: cortar los accesos al puerto de Buenos Aires donde salen millones de dólares diarios por la soja y otros productos, cortar los accesos a las refinerías de Ensenada, Dock Sud y demás sectores donde se mueven millones.
Hoy más que nunca necesitamos construir un pliego único de reclamos que haga concreta la unidad de todos los sectores, que tiene que incluir la exigencia de vacunas para todos y todas, el aumento de emergencia de salarios y jubilaciones, ¡ya! y retroactivo para los sectores que no tuvieron incremento en el 2020, la defensa de los puestos de trabajo, y ahí también incluir la defensa de todos los luchadores y luchadoras, tanto de los ataques de las patronales como de la represión y persecución estatal. Y en ese sentido, particularmente la libertad de Sebastián Romero, perseguido hace 3 años y preso hace casi un año por defender a los jubilados, junto a miles de trabajadores, en la jornada del 18 de diciembre del 2017 contra la Reforma Previsional.
Ni los gobiernos ni las dirigencias sindicales nos van a regalar nada, lo que necesitamos solo podremos conseguirlo con organización y lucha. Tomemos el ejemplo también del pueblo colombiano (ver página 13), que ya logró tirar abajo la reforma tributaria y sigue en las calles por derrotar todo el plan.