Acaba de cerrar un acuerdo entre la empresa, el gobierno, la cúpula de la UOM Avellaneda y la Comisión Interna. La patronal se compromete a mantener los contratos hasta abril (los 6 meses que reclamó la Comisión Interna). Los trabajadores despedidos quedan afuera.
¿Pan para hoy? Hambre para mañana
El gobierno aseguró a Techint cláusulas especiales para el gasoducto desde Vaca Muerta: mantiene al 75% del plantel obrero bajo “contratos especiales a término” (3 contratados por cada efectivo), violando las condiciones de contratación laboral legales.
El contrato del gasoducto le asegura ganancias fabulosas (incluso haciendo parte del trabajo en Brasil). Mientras tanto, el gobierno les permite tomar y despedir a gusto, perjudicando a los trabajadores. Es decir, se llenan de plata con el sacrificio obrero. Y al final, tiran a los obreros.
Tal vez algunos compañeros vean como un paso adelante el compromiso de no echar hasta abril. Al menos, será una “estabilidad” de 6 meses, en lugar de la incertidumbre cada 2 o tres meses.
Pero no es así. En primer lugar, Paolo Rocca ya demostró que incumple los acuerdos cuando se le ocurre, y no pasa nada. En segundo lugar, este acuerdo acepta lo inaceptable: contratos de trabajo donde debería haber trabajadores efectivizados. Por último, los 13 despedidos han sido abandonados. Entre ellos, una compañera con 6 hijos único sostén de familia.
¿Era necesario aceptar este acuerdo?
El gobierno y Rocca están desesperados por cumplir los plazos del gasoducto. Dependen completamente de nuestro esfuerzo, pero no están dispuestos a dar nada a cambio. Sin los obreros, no habrá caños. Los patrones, sus gerentes y supervisores, los funcionarios del gobierno, son incapaces de construir lo que solo nosotros podemos fabricar.
La fuerza está hoy de nuestro lado, la pelota la tenemos nosotros. Eso explica la disposición a salir a la lucha por los despedidos. Ahora mismo es el momento de luchar por todas las reivindicaciones de los antiguos operarios, y por la efectivización inmediata de todos los contratados. Tenemos que unirnos superando las divisiones a que nos someten la empresa, el gobierno y los dirigentes de la UOM. Hoy podemos triunfar. En SIAT hay una fuerte historia de lucha.
La trampa de la “conciliación obligatoria”
Fue muy bueno iniciar la pelea por los despedidos. Pero el Ministerio utilizó una de sus armas favorables a los empresarios: cuando una lucha arranca fuerte y con posibilidades de triunfar (en este caso por la urgencia productiva de la empresa), la “congelan” con la conciliación. En este caso abusaron de ese mecanismo, ante el hecho de que una “conciliación” tras otra fueron aceptadas obedientemente.
Eso es un error. Las conciliaciones siempre favorecen a los patrones, nunca a los trabajadores. Ante una conciliación, el primer impulso obrero debe ser no acatar. Si tenemos fuerza (como la tenemos ahora), no habrá represalias. Sin ir muy lejos, los conductores de trenes acaban de desacatar la conciliación con su paro por varias horas en reclamo por sus jubilados, los trenes pararon provocando un caos, y no les pasó nada. Vimos como los trabajadores del Neumático no se dejaron derrotar por las patronales.
Incluso si estamos muy débiles (que no es el caso de SIAT hoy), y nos vemos obligados a aceptarla, debemos hacerlo solo provisoriamente con el objetivo de fortalecernos para volver a la pelea, y no para buscar un acuerdo mezquino.
Estamos en las mejores condiciones para ir a fondo en la pelea. El objetivo tiene que ser la inmediata efectivización de todos los contratados. Todos hacemos el mismo trabajo, todos somos metalúrgicos, y merecemos estabilidad en serio. Si la patronal nos toma cuando tendrá ganancias extraordinarias, debe estar obligada a mantenernos después. Y la lucha por la efectivización debe comenzar ahora. Cuando la mayor parte del trabajo esté hecho, será tarde.
Nos dicen que está bien contratar precariamente para un trabajo como este. No es así. Es responsabilidad empresaria buscar nuevos trabajos cuando el gasoducto esté terminado. Y dl gobierno realizar las grandes obras que Argentina necesita.
Ellos no pierden nunca. Y podemos demostrarlo. Los obreros que producimos la riqueza tenemos todo el derecho de conocer la contabilidad de la empresa, para que no nos mientan. Tenemos que reclamar ese derecho, obligarlos a abrir su contabilidad. La Comisión Interna y la UOM deberían exigir esto.
El papel del gobierno y la UOM
El gobierno trabaja para Rocca. La conducción seccional aceptó esta situación, para mantener buenas relaciones con la empresa. De la UOM nacional nada podemos esperar: nos tienen hace años con Caló perdiendo frente a la inflación y aceptando la precariedad. Y ahora con Furlán nada cambió. Vuelven a pedir una recomposición paritaria a la baja, y hacen un acto político en Pilar para engañarnos, como si fuéramos chicos. Cristina, parte del gobierno que negocia con Rocca, nos pide “alegría” para el 2023, cuando hoy su gobierno nos trae tristeza, bajos salarios, precariedad. Celebra Vaca Muerta, que representará fortunas para multinacionales o chupasangres como Rocca. Pero nada quedará para los trabajadores y el pueblo.
¿Hasta cuándo se burlarán de los obreros y nuestras familias? Hace falta una nueva dirección de la UOM y de todos los sindicatos que luche por los obreros, comenzando por un aumento general de salarios para toda la clase trabajadora cuyo mínimo sea igual a la canasta familiar (hoy $200.000), con ajuste automático mensual acorde a inflación. Necesitamos preparar desde abajo la huelga general para triunfar.
Hace falta un plan económico obrero y popular, para desarrollar la industria y la economía al servicio del pueblo. Eso no vendrá de este gobierno ni del próximo, sea cual fuera. Solo vendrá de una lucha de abajo, un cambio total que rompa con el FMI, deje de pagar la deuda, recupere todos nuestros recursos naturales (energía, minería, petróleo, agroganadería, etc.) y ponga todo para las necesidades de los trabajadores.