Un reguero de despidos y suspensiones recorren la Argentina. El Gobierno cierra la Agencia de noticias Télam, y deja en la calle 700 trabajadores. Acindar paraliza sus cuatro plantas1. Las patronales, que vienen ganando fortunas a costa de nuestro trabajo, aprovechan la «libertad» que les da el Gobierno de Javier Milei y el «mercado», para despedir y suspender trabajadores. Lloran pérdidas y nos piden el «esfuerzo» de aceptar el recorte de nuestros devaluados salarios. Nunca justifican nada: queremos que nos muestren sus libros contables y saber de qué hablan cuando nos chantajean con “la crisis”.
Esos números son familias que seguirán empobreciéndose. El problema no son solo los salarios a la baja, sino también la defensa de los puestos y las condiciones de trabajo, frente a una Reforma Laboral que las patronales exigen.
Nada de esto pasaría si la CGT y todas las conducciones sindicales se pusieran al frente de un gran Plan de Lucha: no solo implica ir al paro, sino coordinar las acciones de lucha de todo el pueblo trabajador, bloquear la actividad portuaria, los yacimientos, paralizando el transporte y todas las actividades productivas, para que el Gobierno y las patronales sientan los costos en serio. Al contrario de esto, nos entregan servidos en bandeja, igual que cuando avalaron todos los ajustes que el gobierno de Fernández y Cristina Kirchner llevaron adelante. No quieren darle continuidad al Paro General del 24/1 porque tienen miedo de nuestra fuerza y voluntad de lucha, y que los pasemos por arriba.
En todo el gremio plástico hay suspensiones de varios días con recorte salarial. El Sindicato Plástico justifica “porque hay baja del consumo”. ¡¡Deben convocar a plenario de delegados con mandatos de base para organizar la pelea!! Pero su único objetivo es terminar acordando con las patronales para no perder sus privilegios. Hay que echarlos y desde abajo, hacer lo necesario para defendernos nosotros mismos.
En BedTime y en todos lados: ¡Basta de suspensiones y despidos!
En 2023 hubo producción récord de colchones en BedTime, y en años anteriores el Gobierno dio subsidios millonarios a la fábrica para pagar los sueldos con la excusa de la pandemia. ¿Esa plata está guardada en algún lado a la espera de momentos no tan buenos, o la patronal la dilapidó en gastos que no pueden blanquear ante sus trabajadores “en nombre de la sagrada propiedad privada de la producción? No se puede pagar su desorganización y la anarquía con la que pretenden seguir manejándose. Solo nosotros podemos organizar efectivamente cada fábrica, o cualquier lugar de trabajo, ya que somos los únicos que sabemos cómo funciona cada engranaje y a donde tiene que ir cada peso que entra o sale.
Las asambleas democráticas de Bedtime aceptaron 2 días de suspensión con recorte mínimo de salarios. A modo de chantaje, amenazan con despidos si no se aceptan las suspensiones. Es por esto que los trabajadores decidieron dar un paso atrás para reorganizarse y volver a avanzar de manera unificada, en un contexto muy difícil para resistir a los embates. No se puede seguir luchando solos: desde Bedtime se debe trabajar en la coordinación dentro del gremio y también con las fábricas, depósitos, organizaciones de desocupados y mujeres de la zona. Es necesario empezar a organizarnos por abajo para poder avanzar con fuerza contra el plan de Milei.
Necesitamos construir la coordinación para luchar
Los trabajadores no tenemos la culpa de los desastres patronales. No hace falta suspender o despedir a nadie: hay que repartir las horas de trabajo existentes con los desocupados, garantizando un salario acorde a la canasta familiar e indexado en base a la inflación. Hay trabajo para todos si trabajamos menos horas, pero cobrando lo necesario para garantizar nuestras necesidades. Así el consumo no bajaría en ningún rubro.
Hay que construir una verdadera Huelga General y plan de lucha para enfrentar los planes de ajuste de Milei, Caputo y todas las patronales derrotando definitivamente el DNU y la ley Ómnibus. Desde abajo, en cada comité zonal, de fábricas o por gremios, hay que presionar en ese sentido y garantizarlo.
Necesitamos empezar a discutir un plan obrero de emergencia que arranque por dejar de pagar la Deuda al FMI y a los usureros internacionales. Con esa plata garantizar salud, educación, alimento. Y toda fábrica que suspenda o despida tenemos que tomarla en nuestras manos y ponerla a trabajar en base a una organización de lo que debe producirse y para qué. Todas estas tareas solo podemos llevarlas adelante los trabajadores si gobernamos y ponemos por delante nuestros intereses y los de nuestras familias. Es urgente, no hay otra manera.