Tras impulsar una reforma previsional que le quita miles de millones de pesos a los jubilados, el gobierno de Macri prosigue con su política de exprimir la economía de las familias trabajadoras, ya bastante castigadas por la inflación. Esta vez, permitiendo que las empresas aumenten las tarifas de diferentes servicios como las prepagas, los peajes e incluso servicios vitales, pero de pobre calidad como la luz y el transporte público.
Las prepagas acumularon un 27% de aumento en 2017, y arrancan 2018 aumentando un 4%; atrapando a quienes intentan conseguir una cobertura de salud eficiente ante la debacle de las obras sociales y los efectos del ajuste macrista sobre el sistema de salud. Los peajes aumentaron alrededor de un 13%, que seguramente impactará en el transporte de mercaderías, e indirectamente en la cadena de valores. La luz aumentó un 24% en el Gran Buenos Aires (otro aumento que se terminará trasladando a la cadena de precios), y se estudia un incremento del 40% en el agua corriente para la misma zona. A eso, hay que agregar las constantes alzas de los combustibles.
Pero el más destacado de los aumentos, es el del boleto; en el orden de un 33%, que se repetirá- en principio- en abril y junio. Para implementar este aumento, sabiendo la bronca que generaría en los sectores obreros y populares, intentó suavizar el anuncio con medias verdades y cortinas de humo mediáticas; anunciando la creación de la “Red SUBE”, que traería descuentos para quienes deban combinar varios transportes para realizar viajes cotidianos: una medida paliativa que no le sirve a la mayoría de los usuarios, y que de todos modos terminará absorbida por los aumentos de abril y junio.
Solo buscan ganar más
De más está decir que ninguno de estos aumentos se traducirá en mejoras en esos pésimos servicios. Por el contrario, en lugar de justificarse de esa manera, la lógica del gobierno es “debemos aumentar las tarifas para que a las empresas les resulte rentable invertir”; razonamiento que se reveló falso ya en la década de los ’90.
La realidad es que las empresas de servicios no se conforman con las fortunas subsidiadas que ganaron durante años y hoy siguen ganando; ellos quieren tener las manos libres para recaudar sin límites, para hacer flotar las tarifas por encima de la inflación y garantizarse de esa manera el redituable saqueo de un mercado cautivo de millones de trabajadores y trabajadoras.
Derrotemos el tarifazo y recuperemos nuestros servicios
Para eso hay que organizarse desde abajo con los trabajadores de los servicios y los usuarios afectados, para poder romper la pasividad y los pactos de los dirigentes sindicales con el Gobierno, para poder luchar hasta hundir los planes de Macri, y recuperar los servicios públicos para estatizarlos y ponerlos bajo el control de los trabajadores y el pueblo