A 2 semanas del despido de Alejandro Corso, de Tenaris Siat, el 15/6, día de la marcha de delegados metalúrgicos a sus oficinas centrales, Techint retrocedió pese a haberle inventado una “causa”, con otros 3 suspendidos.
Es que la solidaridad con Alejandro Corso no se hizo esperar: fue decisivo el paro del 30/5 al impedirles ingresar; las asambleas en el portón para que puedan estar y la disposición a no reiniciar la producción el 19/6. Acompañaron esta lucha pintadas y carteles en manifestaciones; firmas en solidaridad de diputados; declaraciones de dirigentes de otros gremios (aceiteros, químicos, prensa, docentes, estatales). Es más, en el Congreso de UOM Avellaneda que los directivos llamaron para “justificar” el acuerdo salarial a la baja hubo pronunciamientos de delegados en su defensa. También se pronunciaron metalúrgicos de Techint en nuestro país y de Colombia, Italia, Brasil. Todo sumó fuerzas para que esta patronal cambiara su “sanción disciplinaria”. Mientras intenta calmar el escándalo Obedrecht por “coimas”, que le dificulta “conseguir” obras públicas en Brasil.
Techint afrontaba a su vez medidas de fuerza por la paritaria rama 21 siderúrgica. Respondió con amenazas (Siderar Ensenada), lockout (Siderca Campana), suspensiones masivas y hasta 2 despidos (Siderar Haedo) que debió retrotraer.
Si bien junto con Arcerolmittal (Acindar), se salieron con la suya, de la mano de Macri y con la complicidad de los dirigentes sindicales ya que descontaron las horas caídas. Y además Caló, Brunelli, Furlan, etc. firmaron un aumento de salarios conformados (con adicionales) que promedia un 19% anualizado, en 3 cuotas que irán al básico recién en octubre y con sumas fijas no remunerativas por única vez. Y siguen precarizando, por ejemplo, con 400 contratados en Siderca (para el
negocio de Vaca Muerta).
Resulta imprescindible que sigamos organizando desde abajo la nueva dirección democrática y luchadora que necesitamos los trabajadores para derrotar juntos el plan de ajuste, saqueo y represión encabezado por Macri, “embretando” a los dirigentes. Daporta, adjunto de UOM Avellaneda, quien culpa a las bases por “la falta de cultura del trabajo” y de “buchonear” para “hacer despedir”, pero admite la “presión”que
les llega de los trabajadores cuando dice: “Nuestro apoyo a la defensa de los puestos de trabajo seguirá porque es nuestra obligación. No le daré el crédito político a nadie. Si logramos reincorporar a alguien no es porque nos vinieron a apretar. A nosotros no nos aprieta nadie”.
Está claro que no quiere otro conflicto como en Stockl de Burzaco: allí reingresaron 4 compañeros tras una semana de paro “arrancado” desde abajo. Contra las maniobras del Ministerio de Trabajo, la policía
y los mismos directivos que aparecieron recién al tercer día de paro…