Macri le declaró la guerra a los trabajadores. A pesar de las inmensas protestas que se multiplican en contra de su gobierno, el presidente ya declaró que no tiene plan B y que no piensa cambiar.
Por el contrario, como un perro acorralado, salió enfurecido a decir que “no quiere tibios”, atacando incansablemente a los maestros y al conjunto de los trabajadores, no solo con discursos y faltas de respeto, sino también con palos y persecuciones.
Ya han quedado en el pasado las mentiras de la campaña electoral y es sabido que vienen por más. Vienen por los salarios, por los convenios, vienen por todo. Cada vez está más claro que son nuestras familias las que están en juego y es necesario que nos preparemos para defenderlas. El odio ante tamaña injusticia que crece en las fábricas, escuelas y lugares de trabajo hay que organizarlo hasta derrotarlo. Sin pausa, hay que aprovechar la demostración de fuerza del parazo del 6A para seguirla.
Ante esto, los dirigentes sindicales y de la oposición plantean que “el gobierno debe cumplir hasta el último día de su mandato”. Así lo hizo Hugo Yasky en la última movilización en plaza de Mayo. Lo mismo dice el triunvirato de la CGT y el secretario general de la CTA Autónoma, Pablo Micheli, quien sostuvo que «pedir que se caiga el modelo económico actual, no tiene nada que ver con que se caiga el Gobierno».
Y no son los únicos. Esto mismo se repite una y otra vez desde los medios de televisión, lo dicen todos los políticos del peronismo, del Frente Renovador y hasta la propia Cristina y el sector kirchnerista.
No concordamos con estas posiciones. En concreto, estos dirigentes nos condenan a pelear con una mano atada contra quien nos ataca en forma permanente, que es lo mismo que resignarse a perder.
Ellos o nosotros. Por una salida obrera y popular a la crisis
Cada día redoblan la apuesta. Ellos ya se decidieron y están jugados a todo o nada. Las patronales y el gobierno saben que su suerte depende de lograr aplastarnos. ¿Hace falta algo más para darnos cuenta de que no van a “recapacitar”? Entonces, ¿debemos resignarnos a vivir esta pesadilla hasta el 2019? De ninguna manera.
Debemos ser claros. En las actuales circunstancias, que Macri llegue al final de su mandato significa una desgracia para la familia obrera y popular. Resulta insoportable de tan solo imaginarlo.
No podemos ser cómplices de quien nos quiere hundir en el hambre, la miseria, la desesperación de la falta de trabajo, en la superexplotación, la destrucción de la salud y educación pública.
No hay que confundirse. Los discursos en “defensa de la democracia” y “respeto de las instituciones” en boca de estos dirigentes son un engaño al servicio de los más poderosos. Son para evitar las protestas y hacer pasar el ajuste.
Es siempre igual. Nos mienten descaradamente en la campaña y después hacen todo lo contrario. ¿Acaso Macri no prometió pobreza cero y respetar a los docentes? Todavía suenan aquellas declaraciones de Menem confesando que “si decía lo que iba hacer en las elecciones nadie lo votaba”. Y así arruinó al país.
En definitiva, todo resulta un circo donde se pasan la pelota echándole la culpa al anterior, donde los que antes eran oficialistas pasan a ser opositores, transan las leyes y siempre ganan los mismos. Y al fin de cuentas, siempre es el pueblo trabajador quien padece las consecuencias. ¿No es esto lo que nos está pasando?
Sucede que le tienen pánico a que volvamos a echarlos como en el 2001 y se atajan entre ellos para contener la bronca. Porque aunque intenten borrarlo de nuestra memoria, nosotros sabemos que el pueblo pudo derrotar un plan económico similar al actual, solo cuando tumbó al gobierno que lo aplicaba.
No queda otra. Será la clase obrera y el pueblo nuevamente los que le tendrán que poner el pecho al asunto. Y esto debemos hacerlo ahora, lo antes posible, no en un futuro incierto. Por decisión del propio gobierno, la realidad no deja lugar para medias tintas.
Por eso, desde el PSTU estamos con todos aquellos que dicen que si el gobierno no quiere cambiar, entonces seremos los trabajadores y el pueblo quienes lo cambiaremos a él.
El camino para hacerlo es luchando, en las calles, en los piquetes, en las clases públicas, en las huelgas, bien desde abajo. Vamos a defender con uñas y dientes lo que nos pertenece. Coordinado con los miles que lo están haciendo aquí y en todo el continente, uniendo a todos en una misma pelea para construir una salida obrera y popular a la crisis.
Nos estamos organizando para hacerlo. Te invitamos a que te sumes a pelear junto a nosotros. Nos vemos en la lucha.