A dos días de fin de año, se trata en el Senado de la Nación la legalización del aborto y el Plan de los 1000 dias. Esta vez necesitamos desbordar las calles e imponer allí la aprobación de nuestro derecho, que los Senadores sepan que estamos decidides a pelear por el aborto con lo que tengamos a mano. Tenemos una oportunidad histórica: Latinoamérica y el mundo están esperando el resultado de esta enorme lucha.
Por Secretaría de Mujeres PSTU- Lucha Mujer
El derecho al aborto legal es una cuestión de salud pública
Luego de la votación positiva en Diputados, la cámara más reaccionaria hoy puede decidir por la vida de miles de mujeres pobres, trabajadoras, que se exponen a hacerse abortos en condiciones horribles, de total precariedad, muchas veces perdiendo la vida en el intento, o con secuelas que son irreparables.
La campaña de sectores antiderechos relacionados con distintas Iglesias, o también de algunos sindicatos “provida” se profundiza. Y surte efectos en los senadores, a muchos de los cuales hasta han amenazado, y la opinión popular también debate sobre si es correcto legalizar el aborto o no.
Pero mas allá de cuestiones religiosas o “morales” de cada persona, que rigen su vida privada y sus decisiones individuales, el derecho al aborto debe ser una decisión relacionada con la salud pública, y de manera urgente. Si las mujeres que se mueren por abortos clandestinos son las que no tienen recursos para pagar un aborto en una clínica (ilegal también, pero el dinero cubre todo), entonces el Estado debe hacerse cargo de la situación y darle respuesta a las familias que pierden a sus mujeres, ya que el aborto, clandestino o legal, se seguirá llevando adelante.
Por el aborto legal, pero sin trabas ni objeciones
La despenalización y legalización del aborto en la Argentina será un triunfo del movimiento de mujeres que hace años vienen peleando en todo el país. Y también de muchos sectores de trabajadores, estudiantiles, y en cada barrio, que han tomado la pelea en sus manos por este derecho.
El proyecto que sale de manera exprés de mano del gobierno de Fernández esconde serias limitaciones: la objeción de conciencia individual ya de por si es un problema grave, si le sumamos la objeción institucional las cosas empeoran mucho más. ¿Quién o en qué lugar, sobre todo en las provincias del interior, van a acceder a hacer los abortos legales sometides a las presiones de las Iglesias, de sus patrones en las clínicas privadas o de los mismos intendentes y gobernadores que públicamente ya se han declarado en contra del aborto legal?
Por otra parte, la despenalización que se intenta aprobar no es total. Desde las 14 semanas tal despenalización no existe y continúa la situación de judicialización para quienes se practiquen un aborto y el personal de salud que lleve adelante la práctica. Conocemos muchos casos que se han hecho públicos, donde las demoras del sistema de salud, o el enterarse tardíamente de un embarazo, o niñas violadas que no tienen noción de su estado, provocan que se sobrepasen las 14 semanas. No pueden ser judicializadas y encarceladas por no poder acceder al aborto antes de ese tiempo.
Tan grave y más importante aún, es la aclaración respecto a los recursos que serán destinados para poner en practica esta ley si se aprueba. En un sistema de salud colapsado previamente a la pandemia del Covid, donde sus trabajadores cada vez más reclaman por la necesidad de tener mejores salarios para sobrevivir, pero también recursos básicos para la atención, es imposible confiar en que un aborto pueda ser llevado adelante de manera segura, y con las condiciones presupuestarias adecuadas. Es necesario plantear de donde saldrán los recursos para la salud y poder hacer frente a las necesidades sanitarias del pueblo trabajador y sus mujeres y personas gestantes. Sin esta definición, la ley será solo un “saludo a la bandera”, impracticable e insegura.
Por otra parte, el llamado Plan de los 1000 días, anunciado con bombos y platillos desde el Ministerio de Mujeres de la Nación, no es mas que un pequeño paliativo a las mujeres pobres que “decidan” continuar con su embarazo. Más bien, es un acuerdo con las Iglesias para insistir con el valor de la maternidad, a pesar de que no se invierta ni un solo peso en este acompañamiento, ni en salud, ni en educación, ni en viviendas dignas o trabajo legal para poder sostener la maternidad, aun cuando esta sea deseada. Necesitamos todo esto y más para llevar adelante maternidades en condiciones dignas, no queremos Asignación Universal por Hijo (AUH) ni monedas por 1000 días.
No podemos aceptar ningún tipo de objeción ni traba moral o religiosa, tampoco presupuestaria. Estas trabas son obstáculos legales que sin duda serán usadas contra las mujeres pobres y las personas gestantes del pueblo trabajador.
Basta de versos: ¡Organización y movilización!
Lamentablemente, las direcciones que hoy son reconocidas por el movimiento de mujeres se han incorporado al gobierno como el Ni una Menos. O le hacen el juego aceptando mansamente las condiciones y modificaciones que ha venido sufriendo el proyecto original de legalizar el aborto en Argentina, tal como la Campaña Nacional por el Aborto legal, seguro y gratuito. Esta última, en la sesión de diputados no dijo ni una sola palabra crítica sobre las trabas que intentan imponernos, más bien se dedicó a montar el escenario en las puertas del Congreso y dirigir una efusiva orquesta a favor de aceptar esta ley tal cual como se está debatiendo. Ni siquiera han defendido consecuentemente su propio proyecto (también con limitaciones, sin dudas), gracias al cual en 2018 se puso en debate público la cuestión del aborto y por el cual millones se movilizaron ese año.
Para la sesión de Senadores, están convocando públicamente a movilizarse. Pero ni un gramo de exigencia a las organizaciones de miles que dirigen a les trabajadores para que tomen medidas y sean parte de este día, mucho menos organizarse desde cada lugar de trabajo o desde cada barrio para dar la pelea. Dar por sentado que la pelea ya está ganada porque el gobierno así lo dispone es regalarle esta lucha, atando de pies y manos a quienes consideramos que la pelea aún no se ha ganado, y que nadie nos da garantías de que en el Senado podamos hacerlo esta vez, a diferencia de 2018.
Por su parte, la izquierda, ya sea el FITu u otros partidos, siguen defendiendo de manera bien lavada la política de que el aborto debe legalizarse, pero con el proyecto de la Campaña, aun cuando la misma Campaña ya ni lo defiende. No hacen ninguna diferenciación clara en sus planteos, pero más grave aún, en los sindicatos o lugares donde tienen influencia, nada hacen para que les trabajadores tomen la tarea en sus asambleas y así profundizar la unidad necesaria para conseguir que esta vez sea una realidad. Para las cámaras de televisión o el Parlamento tienen lindos discursos, pero luego actúan casi de la misma manera que el resto de las conducciones del movimiento de mujeres, donde lo importante según ellas es “la unidad del movimiento” con Lospenato, Galmarini y Gómez Alcorta, funcionarias del gobierno o del macrismo, enemigas en todos los terrenos de las luchas de los trabajadores y de sus reclamos.
Unidad y coordinación de las luchas para ganar el Aborto legal
Necesitamos la legalización del aborto sin ningún tipo de traba para poder aplicarse. Ni objeciones de conciencia, ni de presupuestos ni donde el temor a ir presas nos condene a llevar adelante un embarazo no deseado, sea como sea que ese embarazo exista. Mucho más si hablamos de mujeres y personas gestantes que no acceden a los cuidados necesarios para prevenir un embarazo o no tienen los recursos para esto.
Durante la pandemia, todas las violencias hacia las mujeres se han profundizado, y la cantidad de abortos también han seguido creciendo. Somos las mujeres trabajadoras y de los barrios las que padecemos esta carga, y encima la vergüenza de tener que recurrir a un método clandestino para abortar, si es que no perdemos la vida en ello. Por eso decimos que no es un problema solo de las mujeres o las personas gestantes, sino también de les trabajadores de conjunto, porque somos las mujeres de esos compañeros, las hijas, las madres, las que nos llevamos la peor parte de la ilegalidad.
De la misma manera que en todas las luchas, pelear solas no es garantía de ganarla, al contrario. Si logramos unir y coordinar las luchas de Aceiteros, los estatales en Chubut, los sectores de salud por sus salarios, de Bedtime por las paritarias y el bono de fin de año, de las compañeras de La Nirva por defender sus fuentes de trabajo, la de quienes pelean por tierras para vivir y contra la megamineria, o por el agua en Mendoza, y por supuesto la de legalizar el aborto con presupuesto y en el hospital, entonces estaremos en mejores condiciones para ganar esta pelea.
Por eso, todas las conducciones que se han plantado y defendido que el aborto debe ser legal, tendrían que hacer asambleas, promover el cese de tareas, hacer una fuerte campaña en cada lugar preparándose para que la jornada del 29 en Congreso estalle de trabajadores, y que se oiga fuerte en las calles el reclamo de conjunto.
Porque no podemos esperar más tenemos que dejar toda esta vez, y que la tierra tiemble tanto que los Senadores también lo sientan bajo sus pies. Que se enteren que les trabajadores y el pueblo no confiamos más en ellos, y que esta vez vamos por todo de verdad.
Aborto legal, gratuito y en el hospital
Ni objeción de conciencia individual ni institucional.
Presupuesto para su aplicación en base al no pago de la deuda externa, impuestos progresivos a las multinacionales y grandes fortunas.
¡Unidad y coordinación de todas las luchas para ganarlas!
28/12/20