Cientos de familias mantienen una toma en Guernica, buscando solución para el hacinamiento y la imposibilidad de pagar un alquiler. Son más de tres meses de resistencia al clima y a los intentos de desgaste del Gobierno. Mientras los funcionarios y los medios siguen criminalizando la protesta, la solidaridad obrera continúa creciendo y se espera que exista una solución concreta. Los terrenos están ociosos hace décadas.
Por Juventud Zona Sur
Todes unidos para defendernos del lobby inmobiliario.
El Poder Judicial intentó imputar a les vecines, falsamente, por “usurpación”, siguiendo la premisa de criminalizar la lucha primero y después averiguar por qué.
En la misma línea apareció la Intendenta Cantero, para “velar por los intereses de los 18 countries de la zona”, que quieren construir ahí canchas de rugby.
Apareció Andrés Larroque (Ministro de Desarrollo de la Provincia de Buenos Aires), a ofrecer algunas chapas o “dormir en paraderos”, mientras agredió por los medios a las agrupaciones que se solidarizaron. La intervención de su Ministerio hasta aquí fue paupérrima, ¡hasta hubo que interponer representantes de organizaciones de derechos humanos para supervisar el último censo! Se jactan de tener voluntaries instalando un par de chapas en un rincón, como si siguieran en campaña: no entienden que el problema es el hacinamiento y la falta de acceso al suelo. Así, Larroque ya anunció que la Toma pasaba a ser asunto del Gabinete de Seguridad del carapintada Sergio Berni, responsable político de la desaparición y muerte de Facundo Castro y de decenas de casos de gatillo fácil durante la cuarentena.
La política de castigar la lucha
Además de agitar la represión, Berni avisó que necesita un ejército de 4000 policías para desalojar la Toma. Se pasea casi todos los días a las 5 de la mañana con su helicóptero a pocos metros de altura, intentando asustar a las familias. Mientras niegan recursos para ellas, sobra la plata para la policía del gatillo fácil.
No entienden que quienes dirigen y mandan en la Toma son las familias, por sí mismas, cansadas de la miseria a la que se las quiere condenar, peleando por un futuro mejor para sus hijes. Las familias ya dijeron que no tienen nada que perder, que no son delincuentes: ¡hasta que no se consiga un espacio digno para vivir, la Toma sigue en pie!
Resistir por nuestra dignidad. Organización y democracia de base para triunfar
Nuestra vida no puede seguir atada a la rentabilidad empresaria. La lucha de Guernica es la misma que la de toda la clase obrera, que sufre despidos, precarización y violencia. La misma de las madres que no tienen ningún lugar donde escapar de la violencia machista, de les que vivimos hacinades.
Tenemos que organizarnos con la más amplia unidad y democracia, con delegades representatives de todas las familias. Que las decisiones más importantes sean en asamblea general de les vecines, donde todes tengan la palabra. Las decisiones deben ser de les vecines, y las organizaciones solidarias que están allí deben apoyar lo que elles resuelvan.
Que allí se debata la preparación de la resistencia y las directivas ante cualquier intento de desalojo. Así como la distribución equitativa (a cada cual de acuerdo a sus necesidades) de todos los recursos y solidaridad que llegan a la Toma. Que se formen comités de bases, que tomen cada una de las tareas: alimentación, recursos, distribución, autodefensa, relación con las organizaciones solidarias, comités de esclarecimiento que visiten las fábricas, empresas, hospitales y escuelas de la zona para lograr coordinación y solidaridad por la tierra, la salud, la educación, el empleo, el salario.
Existe un apoyo amplio a la Toma, que polariza a la sociedad. Contra el régimen, sus partidos y su Justicia, cada vez más se posicionan más trabajadores, organizaciones de DDHH, sociales, artistas y personalidades. Hay que construir una campaña nacional e internacional solidaria.
El PSTU está presente en apoyo a la Toma, a estas tareas, y todas las que la Toma decida.
Por un sistema más justo
La ocupación de estas tierras ociosas en Guernica cuestiona la santa propiedad capitalista. Por eso Gobierno y oposición se unen para rechazarla. Su posición ante la cuestión de la tierra, así como en todos los terrenos (salud, educación, trabajo, obras públicas, etc.) obedece a los principios de sistema patronal, el mismo que está llevando al mundo a la crisis más grande de la humanidad.
La única salida definitiva es luchar contra ese sistema. Frente a la barbarie capitalista, construyamos una alternativa socialista que demuestre que sólo la clase trabajadora puede gobernarse a sí misma.