El régimen capitalista y sus políticos están dispuestos a todo para asegurar las ganancias y disminuir la resistencia al ajuste y la entrega. Jujuy y el asesinato de Facundo Molares muestran hasta qué punto llegarán para poner “orden”.
Un spot de Patricia Bullrich, de Juntos por el Cambio (JxC), repite “Todo o nada”. Sobre imágenes de lo que para ella es “el desorden” desfilan heroicas luchas del movimiento obrero y popular. Piquetes, huelgas, movilizaciones, enfrentamientos con la represión policial.
Entre ellas, la escena de nuestro compañero Sebastián Romero, defendiendo a los jubilados y jubiladas en la históricas jornadas de diciembre del 2017.
El contenido de la propaganda es claro, y refleja el programa de Bullrich en caso de ganar las elecciones.
“Todo o nada” para ella significa que no hay lugar para perder tiempo. Que si son Gobierno, llevarán a cabo de inmediato las reformas antiobreras para asegurar las ganancias capitalistas. Así como las reformas para garantizar “seguridad jurídica” a las empresas multinacionales que vienen a saquear los recursos naturales de nuestro país.
Es decir, arrancarán con todo y reprimirán sin dudar todo intento de resistencia al hambre, los bajos salarios, la liquidación de conquistas y la entrega del patrimonio nacional.
Rodríguez Larreta, por su lado le responde: “nosotros no hablamos, lo hacemos”, con una mano en el hombro de Gerardo Morales, el represor jujeño.
La policía de la Ciudad de Buenos Aires asesina a un manifestante ante las cámaras. Larreta y Bullrich felicitan al operativo.
El Gobierno Nacional critica y opina, pero deja hacer. No hay “halcones” y “palomas”, sino políticos patronales, sirvientes de los capitalistas, dispuestos a todo. Si no lo hacen desde el primer día, ya no podrán hacer nada.
Y Javier Milei, ganador de las PASO, se ubica más a la derecha prometiendo acabar con todo vestigio de “justicia social” a los palos. Presume de su amistad con Bolsonaro, en tanto su candidata a Vice es defensora de los genocidas del proceso.
El síndrome del “mortero”
El Gobierno de Macri fue un infierno para el pueblo argentino. Pero fracasó desde el punto de vista capitalista.
Vino a hacer todas esas transformaciones, y se quedó a mitad de camino, por la resistencia obrera y popular. Él mismo dijo públicamente que la violenta lucha contra las reformas jubilatorias y la represión policial, “quebraron su gobierno”.
Todos los candidatos patronales tienen que explicar a empresarios y banqueros, que no harán lo mismo que Macri. Ese es el significado del “todo o nada”.
¿Y Massa?
Explica las cosas de otro modo. El no puede decir lo mismo que Milei o Bullrich, tiene que mentir, porque su base electoral es otra. Pero su proyecto económico para el país es de primarización de la economía al servicio de las multinacionales petroleras y mineras y del agronegocio. De desindustrialización, y de recortes a la clase obrera y el pueblo. De pago al FMI y perjuicio para la salud y la educación.
Para pagar al FMI, está obligado a ajustar. Y, como muestran la entrega de Vaca Muerta a Chevron, en tiempos de Cristina, y la sujeción a las demás multinacionales petroleras, está tan dispuesto como Morales a facilitar las ganancias multinacionales.
Aunque no lo diga, para él también es “todo o nada”. Estará obligado desde el primer día de un eventual mandato a castigar a la población.
Todo o nada para nosotros también
Ellos tiene claro lo que quieren hacer. Tienen planes, un programa, control cotidiano del FMI y los poderes financieros, y la supervisión permanente de los grandes capitalistas (nacionales y extranjeros).
Disponen de los poderes del Estado, sus fuerzas armadas y de seguridad, sus cárceles y su Justicia patronal.
Los trabajadores, en cambio, solo tenemos dirigentes que nos mienten y nos intentan confundir.
Los políticos peronistas nos engañan. Nos dicen que ellos no ajustarán. Incluso los Grabois, que con un discurso de lucha y liberación entrega sus votos al FMI, a través del llamado a votar a Massa.
Los dirigentes de las centrales obreras y los sindicatos, en su inmensa mayoría, nos atan las manos y nos confunden, ocultando que el próximo Gobierno atacará desde el inicio mismo a la clase obrera y el pueblo.
Tenemos que prepararnos de otro modo. Saber que para nosotros también, como para ellos, las cosas serán a “todo o nada”. O nos pasan por arriba, o los derrotamos.
Desde hoy mismo, los activistas y luchadores debemos estar alertas, preparando en cada fábrica y lugar de trabajo, en cada barrio, la resistencia frente a los ataques que se vienen.
Sin dejar de reclamar a los sindicatos, centrales y organizaciones sociales y de desocupados, promover la organización independiente y democrática, así como la preparación de la defensa contundente contra la violencia de lo que se viene.
Eso no puede esperar: es una tarea que tiene que comenzar ya mismo.