En los últimos días viene siendo noticia la posible expulsión de la Cámara de Diputados de Julio de Vido, ex Ministro de Planificación kirchnerista y actual diputado por el FPV, por causas de corrupción en las que está acusado.
Esta iniciativa de expulsión de De Vido está promovida por Cambiemos y tendría el apoyo del massismo y del peronismo no kirchnerista para que la Comisión de Asuntos Constitucionales resuelva excluir a De Vido de la Cámara de Diputados.
De Vido está implicado en varias causas de corrupción, entre ellas la de las valijas escondidas en un convento de General Rodríguez con casi 9 millones de dólares por parte de José López, ex Secretario de Obras Públicas.
Por otra parte, Macri y su gobierno de Cambiemos han sacado a la luz desde que asumió varias causas de corrupción de funcionarios kirchneristas y de la propia Cristina, que varias veces ha ido a declarar a Tribunales ante un juez por la causa de los hoteles en la Patagonia y otras causas.
Sin embargo, ninguna de estas causas ha avanzado sustancialmente hasta el momento y ninguno fue condenado. ¿Por qué? ¿Han demostrado su inocencia? Tampoco.
Hipocresía electoral
Lo que sucede es que el gobierno de Cambiemos, los jueces y el propio Congreso pretenden lavarse la cara montando una hipócrita campaña anticorrupción para tapar los casos de corrupción propios mientras avanza con miles de despidos y cada vez más trabajadores caen en el hambre y la miseria.
Las denuncias de corrupción del gobierno de Cambiemos están teñidas de pura especulación y oportunismo electoral, ya que lo único que busca es ganar votos para las próximas elecciones.
Esto se demuestra en que al propio Macri y a todos los funcionarios de Cambiemos, implicados en tantas o más causas que los dirigentes kirchneristas, no les conviene que se avance con las causas y que se condene por corrupción a altos funcionarios, mucho menos a la ex presidenta Cristina Kirchner. Sería un precedente que se le puede volver en contra cuando ellos dejen de ser gobierno y salgan a la luz los casos de corrupción que hoy pretenden tapar.
Es el caso de lo que ocurre en Brasil: Dilma fue destituida por el parlamento por corrupto al salir a la luz la causa denominada Lava Jato. Pero luego eso se le volvió en contra a quien era presidente de la Cámara Baja del Congreso brasileño y hoy presidente, Michel Temer, ahora también muy cuestionado por los casos de corrupción y a quien los trabajadores brasileños ya le hicieron dos paros generales para frenar la reforma laboral que quiere implementar.
No se salva ninguno
Para el PSTU, la corrupción es inseparable de todos los gobiernos que defienden los intereses de las empresas y multinacionales.
Y así como el propio Macri está implicado en causas como los Panamá Papers y sus empresas “off shore” para lavar dinero o con el caso Odelbrecht (empresa implicada también en el Lava Jato) con el soterramiento del FFCC Sarmiento. El Congreso Nacional es una cueva donde diputados y senadores votan las leyes antilaborales y represivas a favor de las multinacionales. Por eso es una hipocresía que este Congreso corrupto ahora venga a hablar de “inhabilitación moral” cuando quiere expulsar a De Vido.
Son los trabajadores quienes deben ajustar cuentas con De Vido, Cristina Kichner y todos los funcionarios del gobierno anterior, así como con Macri, Carrió y todos los funcionarios de Cambiemos.
Por eso, desde el PSTU denunciamos a estos personajes que gobernaron y gobiernan el país a través de negociados y coimas para favorecer a las multinacionales y presentamos en las listas del Frente de Izquierda y los Trabajadores a honestos luchadores obreros que vienen protagonizando e impulsando la organización contra los despidos y contra este gobierno en cada lugar de trabajo.
Porque para acabar con la corrupción, hay que acabar con el gobierno de Macri como hicimos en el 2001 con el gobierno de De la Rúa. Pero también es necesario que con la lucha en las calles y en cada lugar de trabajo impongamos un gobierno de los trabajadores para que no vuelvan los corruptos de antes.