Estaban cartoneando, y por eso caminaban por la ruta. Cinco jóvenes, tres de ellos, wichis. Fueron detenidos ilegalmente, ya que tres de ellos son menores, y simplemente estaban andando la ruta formoseña rebuscando de qué manera obtener dinero para sobrevivir la pobreza extrema que viven las comunidades originarias en el norte del país.
Pero otra vez la brutalidad policial de las fuerzas de Gildo Insfrán, ávido kirchnerista, dieron a conocer su faceta más cruel y podrida. En los videos filmados por uno de los policías torturadores, que se viralizó en los medios de comunicación, se ve cómo los jóvenes son obligados a hacer sentadillas, mientras los agentes se burlan de ellos, se ríen y divierten a costa del sufrimiento ajeno. En los noticieros el informe es escalofriante. Pareciera ser que la derrota del pueblo trabajador a la última dictadura no ha sido suficiente y se mantienen métodos de aquella época en la provincia feudal de Formosa.
Esta no es la primera vez que salen a la luz casos como estos. Es vox populi que en la provincia de Insfrán las comunidades Qom y Wichis, son ultrajadas, arrancadas de sus tierras y torturadas, reducidas a la servidumbre, obligadas a entregar sus documentos de identidad a cambio de migajas.
Esta situación se suma a denuncias anteriores, como las de las comunidades Pilagá, que acusaron a las fuerzas policiales y a la gendarmería nacional de no entregarles sus títulos de propiedad de las tierras. A fines de 2014, Israel Alegre, referente de la comunidad Nam Qom, denunció que ingresaron más de 100 policías y se llevaron presos a mujeres, mujeres embarazadas, niños de 10 años, adolescentes de 15 años y abuelas de más de 74 años de edad, sin ninguna piedad.
El 20 de mayo, apareció en las redes formoseñas un nuevo caso de tortura policial. Eduardo López, de 39 años fue apresado sin ninguna causa por un patrullero alrededor de las 20 hs, cuando regresaba a su hogar. Se había caído de la moto que conducía, y los efectivos se habían ofrecido a llevarlo a su casa. Sin embargo, nunca llegó a destino. Los agentes lo torturaron dentro del patrullero, con golpes, burlas y ahorcamientos. Luego lo tiraron en una zanja porque pensaron que había muerto, pero López todavía estaba vivo, y pudo contar lo sucedido.
Sin embargo, los casos como los de López, o de los jóvenes wichis torturados, pasan desapercibidos para el gobierno nacional. Que sigue apoyando mandatos manchados de sangre, como los de Insfrán, reconocidos por la persecución política en la zona noreste del país.
Es más, el gobierno Nac & Pop fue el que con su brazo juvenil, La Cámpora, sacó a palazos a los Qom de la Plaza de Mayo el 6 de mayo de 2011. El desalojo fue encabezado por uno de los dirigentes más reconocidos de esta agrupación, Andrés, “El cuervo” Larroque.
Es que a pesar de los discursos, las banderas, y los billetes de las Madres de Plaza de Mayo, el gobierno de los Kirchner no ha avanzado en materia de derechos humanos.
La tortura y la desaparición de personas se han ido profundizando a medida que el “blindaje” del que hablaba Critina en 2011 se fue disolviendo y la crisis ingresó con todo en las casas de los trabajadores argentinos. Desde el 2003 las cifras de víctimas de gatillo fácil han ido engordando, al igual que las denuncias de tortura. El gobierno mantiene a ex servicios al frente de la Secretaría de Seguridad, como Sergio Berni, y a represores de la dictadura, como Milani, al frente del ejército. Es necesario el desmantelamiento de todo el aparato represivo, a través de la movilización de los trabajadores y el pueblo.