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Trata y prostitución: negocios del capital

La trata de personas con fines de explotación sexual, es un negocio multimillonario manejado por las mafias internacionales con la complicidad de los gobiernos, de la policía, y de una sociedad machista que lo avala, lo consiente y lo permite.
Si viniste a leer esta nota buscando datos, buscando el número de prostíbulos o de mujeres secuestradas o rescatadas durante el último año, te equivocaste de nota. No soy periodista. No trabajo para Ámbito Financiero. Soy una militante, organizada políticamente. Y esta nota no reflejará el discurso de “la víctima” sino de “la explotada”. No somos víctimas del sistema, somo mujeres explotadas que sufrimos la doble opresión como mujeres y trabajadoras.

El negocio de la trata con fines de explotación mueve millones. Y las mujeres que son secuestradas para tal fin, lo son para ser explotadas. Son convertidas en mercancía para el capital. Una mercancía que puede venderse muchas veces. Y que no cuesta casi nada, sólo lo necesario para que no se muera durante la explotación. La ideología machista imperante permite que este tipo de explotación sobre el cuerpo de las mujeres sea llevado a cabo, porque es cómplice. Por que esconde, porque invisibiliza, porque permite, porque justifica, porque convierte a las mujeres en objetos de consumo, para ser usadas y descartadas. Nuestro cuerpo no vale nada para nosotras, no es nuestro, no nos pertenece. Pero sí tiene precio. Y le pertenece a Avon, a Elvive, a Magistral, a Mistermúsculo. Y al chulo de turno…
Sin embargo, esa ideología sólo está puesta al servicio del capital. Le sirve al poder económico sostenerla porque de esa forma le permite la explotación sobre el cuerpo de las mujeres.

Y cada vez que decís repitiendo el discurso imperante, “también, mirá cómo sale vestida” “y qué querés, si anda con uno y con otro” “se queda embarazada porque lo único que sabe hacer es abrir las piernas” y un largo etc. te hacés cómplice de la situación. Pero lo hacés por miedo. Si hay algunas que somos muy malas, debe haber algunas que son muy buenas. Y mientras más rápido me ubico de un lado, más difícil creo que será que me tiren al otro. Sólo que no resulta así.
Así que yo te propongo que desandemos el discurso que nos rige hace tanto tiempo y empecemos a construir un lenguaje propio. Uno que hable de nosotras, pero también de ellos, de los hombres que nos acompañan en la calle cuando nos cansamos y decimos Basta.
Porque no se van a llevar a ninguna más sin que dejemos la vida en las calles para traerla de vuelta. Y ante eso, no hay protocolo que nos encorsete. No nos van a meter en la circulación eterna de los juzgados, en los pasillos circulares de la justicia que sólo es justa para los que más tienen. Vamos a salir a las calles a gritar el nombre de cada una de nosotras y vamos a decir bien fuerte: Presente!!
Ahora bien, combatir la trata con fines de explotación sexual, es combatir el machismo, pero también y fundamentalmente es combatir la prostitución. Desde el PSTU tenemos una postura abolicionista, la prostitución no es un trabajo. Estamos en contra de toda forma de regulación de la actividad. La prostitución, avalada por el Estado, como política estatal, en connivencia con la policía, ampara y protege a las mafias de la trata.

En la Patagonia, la prostitución nace regulada por el propio Estado, cuando en la década del ´20 del siglo pasado, YPF abre el primer prostíbulo en Plaza Huincul, para “divertimento” de los trabajadores, que de otra forma se iban a otras zonas, dejando su dinero en otras ciudades. La lógica que rige la prostitución es la del capital, y en ese contexto las mujeres son mano de obra a costo cero si son captadas por parte de las mafias. La complicidad entre los Gobiernos, las mafias y la policía es enorme. Sólo los trabajadores, podemos enfrentar esta situación y terminar de una vez con la opresión hacia las mujeres.