El largo conflicto de los compañeros de Ferrovías en defensa de los puestos de trabajo y la reincorporación de los trabajadores despedidos, acaba de finalizar con la marcha atrás por parte de la empresa y la vuelta al trabajo de esos compañeros.
En noviembre, la empresa notificó el despido de 29 compañeros. Son parte de los 350 tercerizados efectivos empleados por el Estado para Ferrovías, dentro del plantel que ocupa además otros 1.100 compañeros que corresponden a la empresa. Ante eso, 200 ferroviarios se movilizaron a la Seccional Boulogne de la Unión Ferroviaria, exigiendo medidas de fuerza. La Seccional estaba cerrada, pero la conducción burocrática de la Unión se vio obligada a convocar un paro para el 6 de diciembre. Ante eso, el Ministerio de Trabajo decretó la conciliación obligatoria, y los despidos se frenaron por un período.
La intención de la Empresa, en complicidad con el Ministerio y la burocracia, era dejar pasar el tiempo, y aprovechar las vacaciones para impedir la resistencia obrera. Sin embargo, por tres veces se repitió la escena: ante cada finalización de la Conciliación, nutridos grupos de ferroviarios volvieron a movilizarse, forzando la extensión de la conciliación, que de “obligatoria” pasó a “voluntaria”. Hasta que este último lunes 11 de febrero, una nueva acción con la solidaridad de ferroviarios de otras líneas, logró revertir los despidos, al menos por el momento.
Un ejemplo
En momentos en que vemos despidos en muchas empresas, la pelea ferroviaria deja una enseñanza. Los compañeros lograron triunfar porque supieron lograr la unidad. En primer lugar, los compañeros que no habían sido despedidos se movilizaron por los afectados. En segundo lugar, no hubo distinción entre empleados de Ferrovías y empleados del Estado: ¡Uno para todos y todos para uno! Así, se movilizaron varias veces durante el verano para lograr derrotar a la patronal, exigiendo a la Unión Ferroviaria un paro nacional ferroviario por la reincorporación.
Como nos hizo llegar en un saludo un compañero reincorporado: “Quiero agradecer a cada compañero, sea ferroviario o no, que luchó por la reincorporación. No faltará quien diga: ¿Viste que te tenías que quedar quieto? Pero no me arrepiento de haber luchado, de haber molestado, de haber recurrido a la solidaridad de todos. Prefiero que me echen luchando a que me echen quieto. Y así, ganamos”.
Preparar la lucha
Estos despidos son parte del plan de ajuste y despidos del gobierno. En todas las líneas hay ferroviarios tercerizados, en relación de dependencia con el Estado. Todos tienen en riesgo su puesto de trabajo. Hay que aprovechar este triunfo para fortalecer la coordinación de todos los ferroviarios, comenzando por las oposiciones, para lograr la unidad, sin distinción de color político, en defensa del empleo de todos.