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Trump y el futuro de la Argentina

La noticia de los últimos días fue el triunfo del multimillonario Donald Trump como presidente de los Estados Unidos. Todas las encuestas fallaron, las bolsas se desplomaron y con ellas los pronósticos de lo que se viene. En nuestro país generó conmoción y despertó dudas de todo tipo. Mientras tanto en Estados Unidos crecen las movilizaciones. 

La incertidumbre no es para menos, el propio Macri le dió su apoyo a Hillary días antes de las elecciones. Nuestro país tiene una larga historia de dependencia con Estados Unidos, el fraude del eterno pago de la deuda externa y los negociados con las multinacionales yanquis son muestra de ello. Ahora, los legisladores patronales se han encargado de recordarlo. Desde el PRO hasta el FPV y quienes responden a Massa y el PJ, viajaron para ver el resultado de las elecciones en vivo y en directo. Con la plata de los trabajadores 300 legisladores se fueron de “vacaciones” a Estados Unidos y cerraron el Congreso Nacional. Una nueva muestra de sumisión y dependencia al imperialismo que da vergüenza.

“Nuestros países tendrán la más cercana relación de la historia”: mas ajuste

Eso le dijo Trump a Macri en los últimos días. Viniendo de un mega empresario que tiene numerosos casos de causas laborales en su contra, estafas al Estado y que se ha referido a los pueblos latinoamericanos como culpables de la crisis y de todos los males, no podemos esperar nada bueno. Trump celebró la llamada “apertura” de Argentina de éste último año y llamó a continuarla de la mano de Estados Unidos. Para eso, ya se están organizando reuniones con el equipo de gobierno de Trump. Miles de despidos, tarifazos impagables, aumento del costo de vida, incertidumbre sobre el futuro y represión, eso que llamamos el Plan Macri, hoy tiene una nueva bendición del imperialismo.
Para los trabajadores, eso significará más poder para despedir y precarizar a los trabajadores en manos de las multinacionales, más impunidad para saquearnos y nuevos ataques a nuestras condiciones de vida.

La crisis política y el fin de las “caretas”

El triunfo de Trump dejó al mundo en “shock”, pero la respuesta de los trabajadores y el pueblo norteamericano no se hizo esperar. Muchos hablan de que hay una “ola conservadora” y que los pueblos prefieren a gobiernos de “derecha”. Pero la realidad es mucho más rica y su triunfo se explica por el descontento en el sistema bi-partidista, el fracaso de las “promesas” de mejoras y la profundidad de la crisis económica mundial. (ver pág.12 y 13).
Eso explica porque a una semana de las elecciones las calles norteamericanas gritan “Trump no es mi presidente”.

Movilización y lucha contra Trump y Macri

Miles de trabajadores, estudiantes, comerciantes, desocupados, mujeres, negros y latinos, marchan contra Trump y contra el sistema tal como lo conocen. Nueva York, Los Ángeles, San Francisco, California, Florida, Oregon, Chicago, Washington, Rhode Island, Atlanta. De norte a Sur, de Este a Oeste e incluso fuera de Estados Unidos, las movilizaciones continúan.
Bajo los lemas “no es mi presidente”, “abajo Trump”, “construyamos puentes y no muros” y “dejemos claras nuestras demandas” las movilizaciones, lejos de pedir que asuma Hillary, están furiosas contra lo que viene. Exigen derechos laborales, en salud, educación, libertades democráticas para mujeres y LGTBI y terminar con la represión a los negros. Queman banderas norteamericanas como símbolo de protesta.
La crisis política del régimen aumenta con cada movilización. Los patrones lo saben y es por eso que Obama, Hillary y el propio Sanders (que tanto reivindica un sector de la izquierda mundial) salieron a enfrentar las movilizaciones dando un mensaje claro: “queremos que a Trump le vaya bien”. O sea, que a los trabajadores les vaya mal.

En un marco de polarización social, las movilizaciones marcan el camino. De Argentina a Estados Unidos, los trabajadores y sectores populares sólo podemos enfrentar a los gobiernos patronales ajustadores si nos organizamos y movilizamos por una salida obrera y popular a la crisis y en ese proceso construímos una alternativa política propia. Contra los acuerdos de los patrones para atacarnos, tenemos que organizar la unidad de los trabajadores para luchar. Sólo así le podremos parar la mano a los Macri y a los Trump.