El Gobierno ha comenzado a negociar un acuerdo de “facilidades extendidas”, que favorecería postergar los pagos de la deuda de 44 mil millones de dólares a 4,5 años, pero pagando mayores intereses. Tradicionalmente, estos acuerdos con el FMI han significado una mayor intromisión en los planes económicos (léase ajustes de gastos sociales) y “cambios estructurales” (bajas salariales, mayores impuestos a la población, modificar los contratos laborales, aumento de la edad jubilatoria, etc.)
Si bien todavía no se conocen oficialmente, los principales puntos de negociación, el Gobierno va adelantando trabajo. En los días en que aterrizaba nuevamente la misión del FMI hizo algunos anuncios para mostrar por dónde va la cosa: nueva fórmula de cálculo para el aumento a los jubilados (según recaudación y aumentos de salarios (ver página 5), borró del horizonte el pago del IFE y presentó un presupuesto para el 2021 con una reducción del 9,5% del total. Son estos los puntos fundamentales, por ahora, por donde viene el ajuste. El Ministro Guzmán posa de “heterodoxo”, alejado de la “ortodoxia neoliberal”, pero a las medidas anunciadas, se las pueden disfrazar de cualquier cosa, menos de que beneficiarán a los más humildes.
¡Chau IFE!
El Gobierno para agasajar a la misión del FMI, y en medio de un tremendo aumento de la pobreza (más de 45%) anunció el fin del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) de 10 mil pesos cada dos meses, que aunque es miserable, llegó la última vez a más de 9 millones de personas. Este subsidio ya no está en los planes del Gobierno y de esta forma se ahorrarán unos pesitos (72.000 millones de pesos) que irán a engrosar “las reservas” que necesitan para pagar intereses de la Deuda.
El presupuesto ajustado los deschava
No sabemos cuánto más sacrificio exigirá el FMI para aflojar un poquito la cuerda de pagos. Pero desde ya hay rubros en el Presupuesto 2021 aprobado donde los números hablan. Bajan inversiones en términos reales en educación, salud y se reducen prestaciones sociales. La tarjeta Alimentar disminuirá en un 36% .
El 7% de aumento en las paritarias de los empleados públicos muestra una reducción salarial, que en castellano se llama ajuste de “gastos” en el Estado. Mientras tanto se seguirán pagando intereses de la deuda por 6 mil millones de dólares (y en plena pandemia ya se pagaron otros 5 mil millones)
“Los últimos”, somos cada vez más “últimos”
Macri, ajustó las tarifas de los servicios públicos. Alberto Fernández anunció que hará lo mismo: gas, electricidad y agua, tendrán aumentos hacia fin de año. Al mismo tiempo dejarán de existir los “precios máximos” que serán liberados y se reducirán drásticamente los llamados “precios cuidados”.
El Presidente no se cansó de anunciar que “los últimos serían los primeros” en ser atendidos. Pero eso se demostró como una verdadera mentira. Y los números son categóricos: la pobreza alcanza al 47% y cada día somos más los que estamos bajo esa línea. No es verdad que “esta vez no serán los humildes quienes pagarán con ajustes”. Ya lo estamos pagando y será peor.
Nos encontramos entonces, ante un ajuste al estilo FMI, un programa económico que beneficia a los banqueros y buitres, a las multinacionales y grandes patrones, encadena al país a la voracidad imperialista y hunde en la miseria al pueblo trabajador.