En la anteúltima semana de noviembre, el diputado del PJ- FpV Agustín Rossi (posible futuro ministro de defensa), propuso la creación del Fondo Nacional de la Defensa (Fondef) específicamente para “reequipar” a las FF.AA., ayudando de paso a apuntalar la industria nacional del sector, e incluyendo de manera llamativa a aportantes privados (incluidas instituciones financieras). La propuesta, tuvo un acompañamiento sospechosamente entusiasta del macrismo, tanto en el congreso como en el ministerio; lo que indica que poco tiene que ver con la defensa de la soberanía ¿Será que este proyecto de financiamiento es la continuidad de los intentos macristas de volver a meter a los milicos en tareas de seguridad interna?
El acuerdo general entre los políticos patronales en que es necesario renovar el vetusto o directamente obsoleto material de las Fuerzas Armadas a la hora de cumplir con su función de garantizar la soberanía, abarca el silencio sobre el hecho de que las FF.AA. no cumplieron ese rol casi nunca- reflejando el entreguismo eterno de las clases dominantes argentinas-, y que de hecho uno de los puntales de la democracia patronal establecida desde 1983 es garantizar la entrega del país, y el abandono de cualquier intento serio por hacer valer la soberanía argentina sobre las Malvinas y demás territorios y mares usurpados; y que parte de esa garantía fue el desarme voluntario, como en el caso del misil Cóndor II.
El aumento de presupuesto no cambia esta realidad, ya que sus cifras están lejos de alcanzar lo que las FF.AA. necesitan como para transformarse en contendientes serios del imperialismo británico; la mayor amenaza militar a nuestro país. Eso lleva a preguntarse de nuevo ¿Qué se busca con este reequipamiento?
La guerra contra el pueblo en el horizonte
Si algo marcó este año que ya termina, es la salida a las calles de los trabajadores y el pueblo en diferentes países; procesos que pusieron el dominio de los ricos al borde del abismo, y que han tenido a nuestro continente como uno de sus puntos más calientes. Y en todas esas crisis, los poderosos se valieron del uso del ejército como fuerza represiva para mantener su dominación.
La Argentina tiene características diferentes a las de otros países de Latinoamérica. Acá las FF.AA. salieron muy golpeadas de la última dictadura, políticamente destruidas; y no jugaron ningún papel en las crisis de 1989 y 2001. Sin embargo, no sería raro que Alberto Fernandez o quien sea, intente sacar el ejército a la calle para meter su ajuste y vaciamiento con balas si se ve frente a situaciones como las de Chile o Ecuador; como lo intentó hacer De la Rúa en diciembre de 2001. Lo único que puede impedirlo, es movilizarse desde ahora contra los intentos de “reequipar” a las FF.AA. para ir preparándolas para esa función; con las organizaciones sindicales y sociales a la cabeza, para dejar repudiar y forzar la derogación de este fondo, y dejar en claro que no volveremos a dejar que la represión militar levante la cabeza.