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Un viaje internacionalista a Grecia

Siendo el punto máximo de la crisis económica y social en Europa, habiendo atraído la atención del mundo entero con las expectativas respecto de un gobierno que se publicita de izquierda y la traición descarada a la voluntad del pueblo, Grecia es una referencia ineludible para los trabajadores y luchadores del mundo entero.
Solidarizarse con esos heroicos trabajadores y conocer a fondo que pasa allí, mas allá de que los medios de comunicación, siempre sirvientes de los intereses del poder, nos quieren mostrar, es una necesidad y también un deber. Es por eso que la LIT-CI, en el cuerpo de un corresponsal del Estado Español, ha realizado un viaje a la tierra en la que hoy revolución y traición están a la orden del día. Compartimos aquí los primeros artículos y reportajes de este viaje internacionalista.

Toda Europa esta pendiente de Grecia. El activismo de izquierda, de una manera u otra, pone sus principales esperanzas en lo inmediato en este país. Y Atenas tiene justo el aspecto que uno esperaría de una ciudad que vive, como mínimo, una fuerte agitación política. Es prácticamente imposible caminar por la ciudad sin encontrar los muros y columnas repletos de carteles, pintadas y pegatinas de todo tipo. (…)
Saliendo del metro por primera vez ya encontré un muro repleto de propaganda política y “decoración revolucionaria” por toda la ciudad y prensa revolucionaria en los kioskos de diários y revistas. Incluso la Plaza Syntagma está repleta de pintadas. Algunas pintadas dicen: “NO hasta el final”, “NO al nuevo fascismo alemán”, ”Romper com la deuda, FMI vete a casa”, “UE-FMI, iros a la mierda.(…)

El referéndum, Syriza y la necesaria alternativa revolucionaria.

Si hay un tema estrella actualmente es el acuerdo renovado del gobierno Tsipras con la Unión Europea. En general los griegos solían tener menos expectativas en Syriza que las que había en el Estado Español, y este acuerdo ha sido la puntilla que faltaba. Muchos activistas se quejan de que Syriza había prometido mucho, y ahora no cumple nada. Suelen ver la elección de Syriza no tanto como una apuesta por una salida radical, sino como un reflejo de que la gente intenta en un primer momento buscar alternativas a la corrupta política tradicional por las vías de menor resistencia. La cuestión es ¿qué pasara ahora? Todo apunta a que Syriza no conseguirá revertir la crisis social, sino que la profundizará, y por tanto es probable que los cambios políticos sigan. ¿Cundirá el desánimo o, como en mi opinión todo apunta, seguirá la lucha? ¿La izquierda revolucionaria conseguirá levantar una alternativa con audiencia en la mayoría trabajadora griega? Para mí, estas dos preguntas son la clave de la situación, y en los próximos días iré entrevistando a distintos activistas y militantes que serán protagonistas de lo que está por venir.

La situación social

Grecia es el país donde la crisis y el austericidio han causado mayores estragos. La factura de gobiernos corruptos que falseaban las cuentas y la inyección de millones de euros a los bancos la está pagando la gente trabajadora. El desempleo ha subido, las condiciones laborales y sueldos han empeorado, los servicios públicos han sufrido grandes recortes, se han sucedido las contrarreformas laborales y de las pensiones y los impuestos han aumentado. Una deuda odiosa e impagable se ha convertido en una herramienta politica del imperialismo europeo para saquear el país y adueñarse de su economía privatización tras privatización. El acuerdo de Tsipras con la UE no hace sino seguir este mismo camino, añadiendo sufrimiento a la espalda del pueblo griego.(…)


Las nuevas condiciones laborales y el sindicalismo joven

Como en toda Europa, en Grecia las condiciones laborales que la juventud encuentra al incorporarse al trabajo son precarias, y distintas a lo que existía en tiempos anteriores. (…). Sobre esta cuestión hablamos con Anna, teleoperadora de 27 años y Secretaria General del Sindicato Unido en Vodafone-Wind-Victus. También es militante del OKDE.(…)

El nuevo sindicalismo en el sector de las telecomunicaciones.

Anna nos cuenta que dos de las tres mayores empresas del sector, Vodafone y Wind, empezaron a tener una estrategia común. Una de las cosas que hicieron fue dividir a los trabajadores en distintas empresas “independientes”, pero que sólo son filiales de las originales. Con ello buscaban dividir a la plantilla para debilitar su resistencia. Por ejemplo crearon una tercera empresa llamada Victus, con una participación del 50% de cada una de las originales, y allí desplazaron todo el trabajo técnico de soporte.
Por esto, Anna nos dice que “creamos un sindicato único para las 3 empresas distintas. Es mejor eso que estar separados 200 técnicos en un sitio, 500 teleoperadores en otro y los comerciales en otro. Tratamos de de crear esa conciencia de unidad para luchar juntos!” (…)

El memorándum y las condiciones laborales.

Los memorándums también han tenido un impacto en la empresa de Anna. Un sindicato patronal con sólo 30 afiliados firmó el mayo pasado el nuevo convenio colectivo unilateralmente, sólo para teleoperadores y sin ninguna consulta a la plantilla. Esta facultad la consiguió gracias a las reformas laborales exigidas en los memorándums. (…)
Con el nuevo convenio, cobran 500€ mensuales por 40 horas semanales de trabajo. Y para los menores de 25 años es algo menos incluso. “Para reemplazar a los trabajadores con el viejo convenio la empresa los presiona a que acepten bajas voluntarias. Luego meten jóvenes subcontratados que trabajan con nosotros y hacen lo mismo, pero que tienen las nuevas normas”.(…). Los nuevos contratos suelen ser parciales, y apenas llegan a 300€ de salario.
Anna dice que con ese salario no se vive, que un alquiler medio de una casa de 50 m2 en un barrio obrero rondará los 200€. Con este panorama las depresiones se han convertido en una plaga, y en el sindicato tienen que atender todo tipo de dramas personales, especialmente entre quienes tienen que llevar adelante a una familia con su trabajo. (…)

Una política revolucionaria para el sindicato.

Anna nos cuenta que en su sindicato tratan de discutir los acontecimientos del país en las asambleas de trabajadores. Señala que no sólo lo hacen con panfletos en la puerta, sino que incluso van puesto a puesto de trabajo en la oficina para hablar con los compañeros y las compañeras. “En general los sindicatos oficiales no hacen ese trabajo. Y si lo hacen, es como la última vez para pedir el sí en el referéndum. Eso hace que en las movilizaciones la clase trabajadora no suela participar de manera organizada”.(…)