«Resumiendo: el estudio del mecanismo de la Ojrana nos revela que el fin inmediato de la policía es más el de conocer que el de reprimir. Conocer para poder reprimir a la hora señalada, en la medida deseada.»
Víctor Serge, «Lo que todo Revolucionario debe saber sobre la represión».
La frase que encabeza este artículo pertenece a una obra fundamental de la literatura Marxista y corresponde al estudio que pudieron hacer los Bolcheviques luego de la toma del poder sobre el accionar de la Ojrana, la policía política de los Zares. En un brillante estudio sobre el problema Serge nos dejaba una valiosa enseñanza sobre el accionar de las fuerzas represivas. Hoy en día las lecciones de ese libro están vigentes. A casi cien años de su publicación los sucesos de los últimos días en la Argentina así lo demuestran, al destaparse una olla del espionaje realizado por la AFI durante la gestión del gobierno Macrista.
El lado oscuro de la democracia
Es muy común creer que el accionar de la policía Zarista no tiene mucho que ver con lo que sucede hoy día. En un régimen democrático que tiene más de treinta años ininterrumpidos pareciera que la infiltración, la represión y la vigilancia son cosas del pasado. Sin embargo, en las últimas semanas comenzó a desarrollarse una investigación por parte de la fiscal Cristina Caamaño como interventora de la AFI que demuestran que esto no es así.
En una denuncia presentada en Tribunales Federales por parte de la misma consta que durante el gobierno Macrista se espió a más de 500 personas entre las que se encuentran periodistas, empresarios, políticos oficialistas y opositores, sindicalistas y organizaciones políticas. Las fichas encontradas en la AFI son muy parecidoa a las encontradas por los Bolcheviques en los archivos de la Ojrana. En ellas figuran datos personales, fotos, domicilio y opiniones políticas de todos ellos. Incluso se menciona una lista de aportantes financieros y cuadros del PTS.
La información hasta ahora recogida es la punta de un iceberg que aún no termina de salir a la luz. Las leyes de inteligencia protegen a los agentes para que no se conozcan sus identidades. Asimismo, esto que se da a conocer es solo lo que respecta a la Ex Side. Pero cada fuerza represiva tiene su propio aparato de inteligencia.
El Macrismo utilizó un aparato de inteligencia que viene casi intacto desde la Dictadura Militar. Las modificaciones que se hicieron al mismo se realizaron en ocasión de la muerte de Nisman, dónde se develó una interna entre los servicios de inteligencia. Todo los gobiernos desde Alfonsín para acá se sirvieron de este aparato, por ejemplo Cristina con el Proyecto X (Sistema de espionaje a organizaciones populares de Gendarmería)
¿Alcanza con la intervención?
El gobierno de Alberto Fernández se propuso desde su asunción la intervención de la AFI. Qué hacer con los servicios de inteligencia es un tema complejo y contradictorio para todos los gobiernos desde que volvió la democracia.
Por un lado, el aparato de inteligencia le sirve a la hora de construir poder, revolear carpetazos y perseguir opositores.
Por otro lado, puede volverse en contra rápidamente. Los servicios de inteligencia están metidos en todos los grandes sucesos criminales del último tiempo en el país. Desde la conexión local del atentado a la Amia hasta el narcotráfico.
Como señala Ernest Mandel en «Crimen Delicioso», en la época del Capitalismo en decadencia todo el entramado de inteligencia actúa en un submundo en donde el delito es organizado por los mismos componentes del Estado.
Dada esta situación de descomposición total la intervención de la AFI y posterior denuncia en la justicia del espionaje tiene serios límites. No estamos ante el caso de un “agente malo” que se pasó de chusma y espió de más. De lo que se trata es de un entramado mafioso para espiar, vigilar y reprimir. Todo organizado desde el mismísimo Ex Presidente para abajo. Por esta circunstancia, de mínima, es necesaria la disolución de la AFI y la apertura de todos los archivos con el acceso a los mismos de todas las organizaciones de derechos humanos y trabajadores.
¿Se puede vencer al Gran Hermano?
Lo que surge de esta nota podría resultar desmoralizante. Pareciera que nos enfrentamos a un enemigo que todo lo ve, todo lo escucha y que si es necesario se infiltra en las organizaciones. Pero no es así porque lo que realmente es invencible es la fuerza arrolladora del pueblo cuando sale a luchar por sus condiciones de vida. Sino no se podría explicar cómo los obreros y campesinos terminaron con el Zarismo en Rusia, cómo el pueblo cubano echó al imperialismo de su patio trasero, o cómo un país campesino como el de Vietnam triunfó sobre una potencia como los Estados Unidos.
“La revolución era consecuencia de causas económicas, psicológicas, morales, situadas más allá de ellos y fuera de su alcance. Estaban condenados a resistirle inútilmente y a sucumbir. Porque es la eterna ilusión de los gobernantes creer que pueden anular los efectos sin considerar las causas.”
Decía el libro de Serge citado al principio y esto está más vigente que nunca.
13 de Junio de 2020.-