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UNIR LA RESISTENCIA HASTA IMPONER EL CIERRE DE ESCUELAS

Allá por el mes de febrero, frente al inminente retorno a las clases presenciales que impulsaba tanto Larreta en CABA como Alberto Fernández a nivel nacional, desde estas páginas de AS planteábamos: Estamos en medio de un rebrote de la pandemia, y la perspectiva entre la llegada del otoño y la lentitud de la vacunación es un crecimiento masivo de contagios y muertes”. Este proyecto “trata de poner 15 millones de niñes y adolescentes juntes, en recintos cerrados y mal ventilados. Sabemos que la única forma de impedir que los chicos jueguen, se abracen y toquen, sería atándolos cada uno a su silla. Esos estudiantes viajarán, volverán a sus casas, contagiarán a sus familiares mayores, y todo será peor. Las escuelas deberán volver a cerrar, pero con millones de contagiados y contagiadas más. (AS 209)

El inicio se dio no sin resistencia de los trabajadores de la educación que expresaron el rechazo desde sus escuelas. Hubo una presión enorme de los gobiernos, con la complicidad de las cúpulas sindicales con el rol destacado de la CTERA que actuó como agente de aplicación de sus políticas. Lo mismo la oposición sindical Multicolor, que prácticamente tuvo la misma política de ir a garantizar la supuesta “presencialidad cuidada” o a lo sumo pedir más recursos para que se implemente, negándose a poner la vacunación masiva -única seguridad real- como condición para vuelta a las escuelas. 

 Hoy, la realidad da cuenta que ante la llegada de la denominada Segunda Ola con variantes más contagiosas y letales, los niños y jóvenes -es decir los alumnos- son los grupos etarios más afectados y a todo esto siguen sumándose nuevos nombres a las listas de compañeros/as, trabajadores de la educación fallecidos en todo el país.

En un comienzo en las escuelas se imponía la frase “nos mandan al matadero” y ahora se empieza a decir: “hay que parar esto”, “esto no da para más”. Y es que en prácticamente todas las escuelas ya hay casos sospechosos, confirmados, la noticia que se suspende tal o cual burbuja y vemos como en cualquier momento el virus entra a nuestras casas atacando a nuestra familia. Es por eso que llegó el momento de decirle al gobierno basta, que la salud y la vida de los trabajadores para nosotros sí valen más que la economía, que vamos a enfrentar este intento de imponer una supuesta “normalidad” que es en beneficio del lucro de las patronales y al servicio de arreglar con el FMI para seguir pagando la estafa de la deuda.

 Los docentes y auxiliares, en el marco de esta pelea se empiezan a organizar desde abajo, desde las escuelas. En asamblea de SUTEBA Ensenada se impuso el paro de 48hs contra la voluntad de la mayoría multicolor. Y aunque la CTERA y SUTEBA mantengan un silencio cómplice, tibiamente algunos sindicatos como UDOCBA y FEB empiezan a manifestar la necesidad de ir cuestionando esta presencialidad. 

El proceso de autoconvocatorias empieza a florecer y nuestra tarea es desarrollarlo más allá de los límites que imponen los sindicatos y sus direcciones, solo la fuerza de los trabajadores movilizados, con surgimiento de nuevos activistas y luchadores, junto a la comunidad, de estudiantes y familias puede derrotar este ataque a las condiciones de trabajo y vida de toda la población.    

Necesitamos hacer crecer esa resistencia desde las escuelas, uniendo a todos los trabajadores de la educación más allá de sus gremios y sectores, para imponer el cese de la presencia en las escuelas hasta que la mayoría de la población esté vacunada. Es una lucha cada vez más necesaria, cada vez más posible.