Soy obrera y joven, lo cual es muy difícil y muy cruel en un mundo dominado por burgueses que utilizan al machismo para humillarnos, maltratarnos, violentarnos, acosarnos y jugar con nuestras vidas.
En la fábrica, al igual que muchas otras, vinimos sufriendo grandes atropellos por parte de la patronal. Los despidos en Eitar, se hicieron visibles desde comienzo de año, y por supuesto las primeras en ser despedidas fueron mujeres. Porque el ajuste que ellos hacen recaer sobre la clase trabajadora, siempre recae primero sobre nosotras. Nos devuelven al hogar como si fuéramos un objeto, porque es allí donde para ellos debemos estar. Sin embargo, mis compañeras y yo salimos a luchar a las calles, a cortar las calles, porque nosotras elegimos en qué lugar estar, y ese lugar fue la lucha junto a nuestros compañeros.
Los abusos que sufrimos día a día debemos combatirlos la clase trabajadora unida, es decir, tanto hombres como mujeres. Nuestros compañeros deben encabezar con nosotras la pelea contra el machismo en la fábrica, para darle un freno al supervisor que se cree con autoridad de tirarte algún piropo o que te amenacen con alejarte de tu puesto de trabajo y así lograr avanzar en la unidad para enfrentar a nuestros opresores. El machismo está a la orden del día y es mucho más violento en época de crisis para las jóvenes trabajadoras.
Además de los derechos que no nos otorgaron nunca como el día femenino, la indumentaria correspondiente, igual trabajo igual salario, guarderías en nuestro lugar de trabajo, entre otras. La discriminación y la opresión hacia las mujeres trabajadores es cada vez peor y sobre todo si somos jóvenes. Es por ello que ser obrera y joven es una de las peores situaciones que las mujeres vivimos en el sistema capitalista.
¡Súmate a dar la pelea contra el machismo!
¡Basta de acoso y violencia a las mujeres jóvenes y trabajadoras!