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UOM: Está en juego mucho más que el aumento del 35%. Los metalúrgicos necesitan derrotar a las patronales y el Gobierno

Al cierre de esta edición, la discusión salarial seguía sometida a unos nuevos «cuartos intermedios» sin medidas de fuerza,  porque la directiva de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) acata la «Conciliación» del Gobierno, pedida por las cámaras patronales para seguir licuando el aumento con la inflación. Así, el Secretariado Nacional impide que los metalúrgicos luchen mientras su salario se hunde más y más en la miseria, se empiezan a perder cada vez más puestos de trabajo, y las patronales y el Gobierno tratan de imponer un régimen laboral nefasto… ¿cómo se sale de esto?

En la primera movilización en Campana, el pasado 19 marzo, Abel Furlán dijo ante los obreros y obreras de SIDERCA, y delegados de distintas seccionales de la UOM, que el Secretariado Nacional no claudicará y profundizará las medidas de lucha. Y mientras los obreros de la industria siderúrgica (la famosa Rama 21) realizaban un paro de 72 horas reclamando los aumentos que les vienen negando desde diciembre, la paritaria de las otras ramas chocaba con la negativa patronal a dar aumentos mayores al 15%. El clima de conflicto crecía más y más. Todo parecía indicar que se avecinaba un plan de lucha escalonado en el grueso del gremio, y un paro por tiempo indeterminado en la rama 21.

Pero en la reunión paritaria del 26/3, las patronales aumentaron un 5% más su propuesta, y aunque la UOM rechazó la oferta, sí aceptó acatar el cuarto intermedio hasta el lunes 8, en medio de rumores de que incluso antes de ese día, podría llegarse a un acuerdo pero menor al 35% pedido al principio. Y en rama 21- en “cuarto intermedio” hasta el 9/4, y ya vencidos los plazos de “conciliación”- solo convoca marchas en Campana, San Nicolás y Villa Constitución: aunque en esta última seccional los obreros de Acindar se declararían en paro por tiempo indeterminado a partir del jueves 11 de abril. No hay claridad respecto de qué va a pasar en el resto de la rama.

Mucho más que una pelea salarial

No es ningún secreto que el empresario Paolo Rocca (dueño del grupo Techint que posee Ternium, Tenaris, Siderca, etc.) apadrinó a Javier Milei y comparte sus políticas: que 9 ex gerentes de sus diferentes empresas sean hoy Secretarios del Estado, -y de hecho tengan el poder de no homologar las paritarias- es la mayor muestra de eso. Como tampoco es ningún secreto que Rocca no solo impulsa las políticas desindustrializadoras y extractivistas, sino que además, y sobre todo, es el máximo partidario de la Reforma Laboral. Y junto con Rocca todas las grandes empresas metalúrgicas (Arcelor-Mittal, Mirgor, etc.), junto a sectores de PYMES, empujan en el mismo sentido, buscando además sacar del medio a la propia UOM.

Para esto, las paritarias son un primer paso: si las cámaras patronales logran que Furlán firme por bastante menos del 35%, sin tener que recurrir a impugnar el acuerdo paritario (como pasó con camioneros) u otras medidas, lo más probable es que esos grandes empresarios lo vean como una señal de que llegó la hora de ir por todo.

Pero aún reconociendo esto, Furlán no hace nada para preparar el enfrentamiento contra semejante ataque: a pesar de lo que dice en discursos y entrevistas, sigue buscando pactar con un sector de las cámaras para lograr un aumento ahora (menor a lo pedido) y seguir negociando sin medidas de fuerza. 

En otras palabras, Furlán hace ante Rocca y sus cómplices, lo mismo que la CGT hace ante Milei: los deja actuar, conteniendo la bronca de los trabajadores. Una política nacida de la  combinación de la dependencia del Estado y sus fondos (que les permiten a los dirigentes sindicales vivir como reyes). Y la orientación peronista-kirchnerista de no enfrentar al Gobierno y sus aliado, acompañada del acuerdo que estos dirigentes tienen con buena parte de la agenda de Milei. 

Hay que defenderse

Pase lo que pase, el enfrentamiento con la patronal y el Gobierno va a continuar más allá de las próximas semanas, ellos saben que están ante una oportunidad única de lograr lo que buscan desde hace años, y no la van a desaprovechar. Este año pueden lograr la derrota de la UOM, hacer que los metalúrgicos no solo tengan salarios de hambre sino que carezcan de derechos laborales básicos, y destruir las industrias que no sean útiles a la extracción de materias primas. En ese sentido, solo se los puede detener poniendo a todo el gremio de pie para dar la pelea más dura en generaciones.

Porque lo que necesitamos es mucho más que un paro “dominguero”, conflictos por cada rama, o marchas “solo de delegados”: hay que parar a todas las ramas juntas, y sacar a todo el gremio a la calle para impedir, con bloqueos, el funcionamiento de los establecimientos. Hay que exigir a la CGT que convoque ya a un Paro General con movilización que le doble el brazo al Gobierno y sus techos salariales. Hay que organizarse para forzar a las patronales que aducen crisis para que publiquen su contabilidad real y ver cuánto “pierden” dando los aumentos que necesitamos, para evitar los despidos y suspensiones imponiendo la reducción de la jornada sin ningún quite salarial en caso de baja de trabajo, para evitar el vaciamiento de máquinas y materia prima. Y llegado el caso, para conseguir la estatización de las empresas que cierren o despidan en masa. Hay que organizarse para defenderse de la represión (venga de donde venga) y relacionarse con otras fábricas, gremios e incluso vecinos. Y sobre todas las cosas, no hay que dejar de pelear hasta conseguir un aumento del Ingreso Mínimo Global de Referencia UOM (IMGR) para que cubra la canasta familiar y actualización automática manteniendo la proporcionalidad de las escalas salariales, y garantizando iguales salarios ante iguales tareas.

Pero no podemos esperar que los dirigentes de la UOM hagan eso: hay que preparar la pelea desde abajo con asambleas resolutivas en cada fábrica, que repartan las tareas de organización de esta lucha y elijan delegados con mandato que lleven las propuestas de la base a congresos libres y abiertos, en los que se ponga en pie un verdadero plan de lucha. Desde allí, se puede empezar a construir una nueva dirigencia para nuestro gremio, que barra a todos los dirigentes vendidos. Hoy más que nunca, todo está en manos de los metalúrgicos que estén dispuestos a pelear.