De acuerdo a un dicho popular “lo que empieza mal, termina peor”. El año comenzó mal para los planes de Macri y de Vidal, mandatados por el imperialismo y su crisis mundial, con paros de estatales y docentes, tomas de fábricas y ahora una huelga general arrancada a las conducciones gremiales.
La calle ha bautizado a María Eugenia Vidal como “Heidi”, refiriéndose irónicamente a la dureza que hay detrás de su aparente expresión angelical.
Su actitud con el gremio docente, las ruines propuestas de aumento salarial, la amenaza de sustituir a los trabajadores por voluntarios-rompehuelgas, los intentos de hacer pasar las medidas de fuerza como embates electorales de la dirigencia gremial kirchnerista, las campañas de desprestigio -que los docentes son vagos, que faltan mucho, que son los responsables del deterioro de la educación pública- , el pago de un premio especial en marzo a los que no paran, dan la razón a la sabiduría popular que supo ver más allá de la fingida dulzura de la gobernadora.
Las estrategias de Vidal para quebrar la huelga docente, comienzan a recordar a Margaret Thatcher, que fue llamada la “dama de hierro”, luego de derrotar una huelga minera que duró más de una año, y por otros ataques a los trabajadores británicos.
“Golpe a golpe, verso a verso”
Vidal dice que los reclamos docentes no justifican no ir a trabajar, que los alumnos son rehenes de nuestros métodos de protesta.
Su última oferta pretendió intercambiar salario por una baja compulsiva del ausentismo docente. No cesa de atacar el derecho de huelga, los estatutos docentes, a la mujer trabajadora. La inmensa mayoría de los docentes somos mujeres, cerca de un 80%. Incorporar al sueldo, incentivos al presentismo significaría, por ejemplo, que una compañera con sus hijos enfermos, con un embarazo de riesgo o víctima de violencia de género que se viera obligada a faltar, perdería parte de su salario.
A Vidal no le importan las 700.000 mujeres docentes, ni las obreras o estudiantes que son madres, que según el propio INDEC, ocupan luego de sus trabajos o estudios, 3 horas más por día ,en promedio, que sus pares varones, en tareas domésticas y del cuidado de hijos y familiares (servicios que el Estado no provee).
No le importa la cantidad escasísima de jardines maternales o de jardines de infantes, que serían fuente de trabajo para miles de maestras jardineras sin empleo y solución para familias obreras que no pueden pagar una cuota privada y a quiénes se les está negando un derecho esencial.
Tampoco le importan la falta y precariedad de edificios en todos los niveles, de mobiliario, de libros y materiales pedagógicos, las enfermedades laborales de los docentes, los 14 millones bajo la línea de pobreza que acuden a la escuela pública, las alumnas que sobrellevan embarazos precoces y que a veces mueren por abortos clandestinos hechos en malas condiciones sanitarias.
La gobernadora reconocio por TV que “un docente deberia ganar como minimo $40.000, pero dice no poder hacer un compromiso mayor porque las arcas bonaerenses no dan. En cambio, a dúo con Macri, vacía los bolsillos del país y de la provincia, para dar plata a la Iglesia y a la enseñanza privada, a los ricos del campo, a las empresas multinacionales y a los buitres de la deuda externa.
Con esta forma de gobernar: ¿qué problemas de los que tenemos las trabajadoras pueden realmente solucionarse?
No a las damas de hierro, sí a nuestros hermanos de clase
Muchas compañeras que estuvieron en la primera fila de los “Ni Una Menos”, del 8 de Marzo o de los actuales paros y marchas docentes, creen honestamente que la conquista de los derechos femeninos debe ser asumida en exclusivo por las mujeres y conducida por un “movimiento de mujeres”, como plantea el feminismo.
Es cierto que todas las mujeres somos oprimidas, pero algunas son explotadoras -o agentes de los explotadores- de una mayoría explotada, y eso determina una profunda desigualdad que tiñe todo.
¿En qué columnas marcharon Vidal, Michetti o, incluso Cristina Kirchner, el 6, el 7 o el 8 de Marzo o el Día de la Marcha Federal? ¡No estuvieron allí! Son de otra vereda, de una elite privilegiada que veranea con sus hijos en Playa del Carmen como Vidal, que cobra sueldos de $160.000 como la vicepresidente Michetti (que, además, tuvo la cara de piedra de declarar que si fuera docente y cobrara $9000, no haría huelga) o que digita la miseria de los laburantes como Alicia Kirchner quien ofrece un vergonzoso 3% de aumento a los docentes santacruceños – con la luz verde de Cristina-.
Las mujeres obreras, las estatales, las docentes, que sabemos de sacrificio, deber y responsabilidades, no podemos esperar nada de ellas, no son nuestras hermanas. ¿Cómo puede haber hermandad entre las que tienen la sartén por el mango y quiénes estamos peleando para no perder lo poco que hemos conquistado?
Las trabajadoras somos fuertes, tenemos historia de lucha contra las adversidades. Hagamos todo lo que esté a nuestro alcance para que los planes de Macri y Vidal vayan “de mal en peor”, para impedir que los apliquen. Organicémonos para ganar a nuestros compañeros varones a la comprensión de que los derechos femeninos son problemas de la familia obrera y de toda la clase trabajadora. Tenemos que enfrentar juntos a las “damas de hierro”, que no nos representan y superar la inacción y complicidad de la dirigencia gremial.
Nuestra vereda es la de la clase trabajadora, la de asambleas y marchas, la de la organización y la unidad del conjunto, la de la huelga general que nos espera, la de la continuidad de la pelea.