“A la Señora Gobernadora María Eugenia Vidal: No permita que se use la fuerza contra las mujeres trabajadoras (…) Nosotras nos preguntamos, ¿realmente van a mandar a la Policía Bonaerense, la policía de la Provincia que usted conduce, a pegarnos a nosotras y a nuestros compañeros?
Le pedimos que no lo haga, que no permita que la Bonaerense, sobre la cual usted es responsable, nos golpee y nos desaloje violentamente. Esperamos, al revés, que haga lo que sea necesario para que no se pierdan estos puestos de trabajo, para que la empresa abandone la ilegalidad y nos reincorpore para poder volver a tener nuestro trabajo y los ingresos mínimos con los que sostenemos a nuestras familias. Porque cuando decimos NI UNA MENOS es contra los femicidios y también contra todo tipo de violencia hacia las mujeres.” (Carta de las obreras de Pepsico)
Esa madrugada hacía mucho frío, nos dolía la panza de los nervios y los pies de estar en alerta toda la noche frente al portón de entrada de Pepsico. Muchas obreras, junto a sus compañeros, esperaban a las camionetas llenas de gendarmes que venían a desalojarlos por reclamar su puesto de trabajo. Parecía de locos estar esperando que te vengan a golpear, sólo por querer trabajar, que la gobernadora Vidal, que muestra sus dotes de madre ejemplar y mujer comprensiva, llamara a reprimir a jefas de hogar y madres solteras que no tienen como sostener a sus hijos sin el laburo.
Sandra trabaja hace casi 20 años en la fábrica y ese día estaba abrazada a sus compañeras viendo como se acercaba la policía a golpearla, “en un abrir y cerrar de ojos arrasaron con todo, fue una cosa nunca vivido, golpearon mujeres y hombres salvajemente. Nunca creí que te vengan a reprimir así sólo por pedir trabajo como si fueras un delincuente” dice mientras se le quiebra la voz, “sentí desesperación y sólo pensaba en mi hijo, terminé a unas cuadras de ahí llorando y alrededor de gente lastimada. Me preocupé mucho por mis compañeros que estaban en el techo desde las doce de la noche”.
Mientras se enjuaga sus lágrimas y agradece una y otra vez el apoyo recibido de tanta gente ese día, agrega “yo le diría a la gobernadora que no tiene corazón, que somos mujeres y ella pone a las mujeres como ejemplo, pero siento que acá no tuvo miramientos para nada sobre la mujer, mis compañeras que están operadas de la columna fueron golpeadas. La gobernadora vive en su casa que es segura, su casa es como un fuerte porque ella tiene miedo que algo le pase, pero nosotras también somos mujeres, a nosotras nadie nos protegió y nos dejaron solas”.
Se dice que la realidad es más rica que cualquier análisis, y la verdad que el relato de las obreras de Pepsico es muy elocuente para ver que no todas las mujeres sufrimos lo mismo. Desde el PSTU y Lucha Mujer debatimos mucho con las organizaciones que defienden los derechos de las mujeres, quienes defienden que solo las mujeres nos salvaremos a nosotras mismas.
Lamentablemente ni Vidal, ni Patricia Bulrich, ni la jueza Rodriguez Mentasty que ordenó el desalojo, como tampoco las mujeres policías y gendarmes que fueron ese día privilegiaron sus lazos de “hermandad” con las obreras, sino por el contrario actuaron como un solo puño respondiendo a la clase que defienden. Estas mujeres del poder defendieron los intereses de la multinacional, estas mujeres que también son madres no pensaron en las familias en la calle que están dejando y los golpes que dieron a obreras, sino que todo el tiempo actuaron para que Pepsico pueda ganar más y más dinero a costa del trabajo de otras mujeres.
¡Qué distinto se sintió esa fría madrugada, el caluroso apoyo de muchas compañeras trabajadoras que nos hicimos presentes para resistir con ellos! Mientras Vidal ordenaba la represión, las vecinas con sus hijos salieron a tocar la cacerola en apoyo a los laburantes, esas mujeres abrieron las puertas de sus casas para darnos refugio y hasta nos colocaban leche en los ojos ardientes por los gases de la policía.
Esa es la solidaridad y la unión a la que debemos apuntar y no confundirnos, sólo los trabajadores y el pueblo pobre pelea verdaderamente por los derechos de las mujeres, para que Sandra y sus compañeras puedan tener trabajo, para que puedan dormir tranquilas por las noches y darle a sus hijos y familia de comer, para que todos podamos salir de este ajuste que quieren imponer con palos. Salgamos a la calle codo a codo, los trabajadores y el pueblo, mujeres y hombres que enfrentamos al gobierno y a las patronales que quieren que paguemos su crisis.
(Agradecemos a Sandra Martínez por darnos su testimonio para Avanzada Socialista).