OTRA VEZ SOPA
Hace unos días conocimos el caso de Lucas González (17 años) asesinado por la Policía de la Ciudad de Buenos Aires. Un nuevo caso de “gatillo fácil” que se suma a una larga lista de otros similares que aún siguen sin resolverse. Parece que la violencia policial lejos de cesar, va cada día más en aumento.
“A estos villeritos hay que darles un tiro en la cabeza”
Con esas palabras el personal policial involucrado se refirió a Lucas y sus amigos. Una frase que explica el motivo de su asesinato: discriminación social, odio racial. Dispararon al menos cinco veces contra el auto en el que iban, luego de salir de su entrenamiento de fútbol en Barracas, no se identificaron en ningún momento. Lucas murió por una bala directo a la cabeza. Posterior al hecho, intentaron hacerlo pasar por una persecución policial producto de una investigación vinculada al tráfico de drogas y por ese motivo justifican que se encontraban vestidos de civil, sin identificarse. Como si esto fuera poco, el Juez de Menores que intervino en la causa pidió la detención de los menores que acompañaban a la víctima, mientras que los agentes imputados fueron dejados en libertad. Esta decisión permitió dar tiempo a que los implicados pudieran plantar pruebas falsas en la escena del hecho, colocando un arma de utilería en el auto.
Complicidad y encubrimiento. Doctrina Chocobar.
Todo este accionar que quieren hacer pasar como una simple negligencia, es mucho más que eso, es una metodología institucional sistemática de violencia y encubrimiento. Nos recuerda a otros miles de casos de “gatillo fácil”. La policía, con complicidad de los jueces y los municipios, entorpece causas, planta evidencias falsas, esconde pruebas incriminatorias y hasta desaparecen los cuerpos de sus víctimas para elegir cómo y cuándo dejarlos.
Al día siguiente del asesinato de Lucas, la Diputada de Juntos por el Cambio y ex Gobernadora de la Provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, se apresuró para decir que: “Si fuera una doctrina de seguridad, hubiésemos tenido más casos de gatillo fácil. No solo se dan en la Ciudad sino en todo el país.” Quiso aislar la situación, como un caso anormal. Sólo la Policía de la Ciudad, en sus 5 años de vida, acumula 121 casos de “gatillo fácil” que se pudieron contabilizar como tales. Recordemos que muchos los encubren como investigaciones por tráfico de drogas o casos de robos, por lo que no se puede tener el total de las víctimas. Según el informe anual de la CORREPI (Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional), en lo que va del 2021, se registran 400 asesinatos en manos de las fuerzas de seguridad en todo el país. Parece que esta gran cantidad de casos no son suficientes para la diputada Vidal.
Luciano Arruga, Facundo Castro, Santiago Maldonado, Lautaro Rosé, Alejandro Martínez, Claudio Romano, entre miles de más asesinatos, vienen a demostrar que muy por el contrario de lo que dicen Vidal, Berni y todo el arco de funcionarios de los respectivos gobiernos, sí es una doctrina institucionalizada, es la repudiable “Doctrina Chocobar”. Doctrina con este nombre porque recuerda al caso de Luis Chocobar, policía bonaerense que disparó ocho tiros contra Juan Pablo Kukoc y su amigo, matando al primero, quienes escapaban luego de robar una cámara de fotos y herir a un turista. Kukoc fue asesinado por la espalda, su vida valió menos que la lluvia de balas que lo mató. Al amigo, 17 años en 2018, lo condenaron a 9 años de prisión. Mientras que a Luis Chocobar lo convirtieron en héroe nacional, aplicándole una pena de 2 años de prisión en suspenso.
Las fuerzas de la violencia
Son casos que demuestran una vez más, cuál es la función de las fuerzas de “seguridad”. La seguridad no es para nosotros, es para cuidar los barrios cerrados, las fábricas, los bancos, las tierras y todas las posesiones de los ricos. Para nosotros, jóvenes y pobres, lo que proponen es miseria, trabajos precarios, desocupación, dispararnos a mansalva, con total impunidad, ante la menor sospecha de nuestra clase social. Según ellos, por el color de la piel, por la cara, por la ropa, por la visera, etc. Un sinfín de argumentos discriminatorios que utilizan para asesinar jóvenes en el conurbano y villas de todo el país. Para ellos es simple, ya que son felicitados, aplaudidos y condecorados. Hasta parece un deporte lo que hicieron con los pibes de Escobar el pasado 21 de noviembre, donde la Policía Bonaerense comenzó una razzia en el barrio de Loma Verde. “Obligaron a los adolescentes a quedarse inmóviles para balearlos y golpearlos…” Esto decía un comunicado de denuncia que circuló en las redes sociales, acompañado de declaraciones de las víctimas y videos testimoniales del hecho que hablan por sí solos.
Ni hablar de los casos de femicidios, transfemicidios y secuestros con complicidad de la policía para las redes de trata.
¿Más mano dura?
Es cierto que el crecimiento de la inseguridad, que se da en paralelo con el crecimiento de la desigualdad, es un caso importante a tratar con urgencia, pero el aumento de efectivos no es la solución sino que lo profundiza aún más. No se trata de llenar de plomo y balas al pueblo trabajador. Debemos organizarnos en los barrios, con la autodefensa para protegernos tanto de la inseguridad como de la institución violenta de las policías y gendarmerías. Debemos imponer así a los sindicatos y organismos de Derechos Humanos que se hagan eco de esta situación, no podemos permitir que nos sigan asesinando y reprimiendo cada vez que salimos a exigir mejores condiciones de vida.
Las víctimas, trabajadores y desocupados, debemos tomar el problema en nuestras manos y dejar de confiar en políticos mentirosos que salen a reivindicar la “mano dura” justificando todas estas aberraciones. Debemos realizar comités en las fábricas, lugares de trabajo, universidades, secundarios y barrios para debatir una forma de organización que le exijan al Gobierno medidas concretas que acaben con la pobreza y la desigualdad. “A la deuda le decimos que no, al desendeudamiento le decimos que sí siempre y cuando no sea a costa del hambre y la miseria de nuestro pueblo”, dichos de Alberto Fernández al asumir en 2019. Pero siguen pagando la Deuda a costa de nuestra miseria, hambre y sangre. Basta de pagar la Deuda Externa y entregar en bandeja todos nuestros recursos naturales al imperialismo.
Justicia por Lucas y todos los casos de razzia y odio policial. Prisión efectiva y perpetua para los asesinos. Basta de represión.
https://www.pagina12.com.ar/383826-con-la-muerte-de-lucas-gonzalez-la-policia-de-la-ciudad-acum
http://www.correpi.org/2021/a-pesar-del-escandalo-no-dejan-de-reprimir/