Con el referéndum del 1-O y la gran Huelga General del 3-O, los trabajadores y el pueblo catalán han dado muestras de su voluntad. Movilizaciones masivas en el País Vasco, Madrid, Sevilla y muchos sitios más se han solidarizado.
El gobierno de Rajoy, representante del régimen monárquico de la Constitución de 1978 heredera del franquismo, no permitirá que los catalanes ejerzan su legítimo derecho a decidir.Ha decidido reprimir, utilizando el Art. 155 de esa siniestra Constitución para intervenir Cataluña, preparando el Estado de Sitio y el quite de todas las libertades.Y ha encarcelado a los dirigentes Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, amenazando a los demás dirigentes.
Desde el PSTU argentino, junto a nuestros hermanos de Corriente Roja del Estado Español, reivindicamos ese derecho a decidir, y nos jugamos a defenderlo. Repudiamos tanto al gobierno como a la oposición “socialista” del PSOE, que le ha dado un vergonzoso apoyo.
Denunciamos a la Unión Europea, los gobiernos europeos y a Trump que, como no podía ser de otra manera, se apresuraron a condenar la voluntad popular y defender el “estado de derecho” y el régimen monárquico.
El pueblo catalán habló. Sin embargo, Puigdemont y Junqueras, en nombre del Governde la Generalitat y el Parlamentno han declarado la independencia. La gran patronal catalana ha desoído hasta ahora a los trabajadores y el pueblo, preocupada sobre todo por la opinión de la UE y por la decisión de las principales empresas con sede en Barcelona de mudarse a Madrid. Para ellos quien manda es el dinero.
El “izquierdista” Pablo Iglesias y su Podemos siguen insistiendo con una “salida negociada” que el régimen ya negó. Con su política atan de manos al pueblo catalán, y lo entregan a Rajoy. Con izquierdistas así, el pueblo está en problemas.
El Govern y el Parlamenttienen que proclamar ya mismo la República. Pero no confiamos en ellos, sino en la movilización popular, su decisión y su autodefensa. Ni la soberanía ni ninguno de los derechos democráticos y de la clase obrera serán defendidos por la conducción patronal catalana. Siguen vacilando, preparan la traición, mientras se niegan a llamar al pueblo a defenderse, y dejándolo a merced de la represión que, como todos vimos, se ensañó hasta con ancianos.
Es necesario que los trabajadores y el pueblo actúen de manera independiente, con sus propias reivindicaciones y métodos de lucha: la huelga, el piquete, la autoorganización y la autodefensa. No solo para hacer cumplir la voluntad popular soberana, sino para dar una salida obrera a la crisis, rompiendo con el Euro y la UE, y marchando hacía una Europa de los trabajadores, y hacia una Federación de Estados Socialistas de la Península Ibérica.
Corriente Roja en el campo de batalla
Nuestro partido hermano, sección de la LIT, está participando de la lucha tanto en Cataluña, como en el resto del Estado español. No solo levantan un programa independiente y revolucionario para la crisis del régimen español, sino que lo llevan a la práctica, en su intervención permanente.
Dentro de sus posibilidades, ha dado batallas que han tenido resultados concretos en el esfuerzo para que la clase obrera ingrese con su propia política y acciones en el proceso.
Corriente Roja y CoBas –la pequeña central sindical en la que participa- fueron impulsores centrales de la huelga del 3-O en Cataluña. Primero, llamando a reuniones con la izquierda sindical, colectivos sindicales y políticos y entidades soberanistas, y convocando a la CGT a la unidad para concretarla. La fuerza de la convocatoria obligó a la UGT (socialista) y CCOO (comunista), que se negaban, a sumarse.
Apostó a un proceso de desborde, de asambleas, de autoorganización y defensa con Comités en las fábricas y empresas, universidades y escuelas, para enfrentar el pacifismo de las direcciones burguesas y pequeño burguesas, que defienden la ilusión de un proceso alegre y en paz.
Fuera de Cataluña, batalló para que las Marchas de la Dignidad (colectivos que se movilizan por diferentes reivindicaciones) se pronunciaran por el derecho a decidir de los catalanes y contra la represión, lo que fue fundamental para las movilizaciones solidarias en el conjunto del Estado español.