El estallido del proceso revolucionario en el Magreb y Medio Oriente, a finales de 2010, impuso una prueba programática y política a todas las organizaciones políticas que se reclaman “socialistas” o, al menos, “de izquierda”.
Las inmensas movilizaciones de los pueblos de aquella región para derrocar a las terribles dictaduras que los oprimen desde hace décadas, plantearon una encrucijada de hierro a la izquierda en general: o se está del lado de los pueblos oprimidos o se apoya a esas dictaduras pro-imperialistas.
Esta disyuntiva se presentó aún más implacable en los casos de Libia y Siria, países donde la brutal represión a las movilizaciones populares, ejecutada por las dictaduras de Gadafi y Al Assad, respectivamente, desembocó en un legítimo y general armamento de las masas populares, haciendo que la lucha de clases adquiriera el carácter de una guerra civil.
Fue así que las distintas posiciones políticas exigieron un correlato coherente en el terreno militar.
En este marco, como es bien sabido, las organizaciones políticas castro-chavistas, inscriptas en el amplio abanico “bolivariano”, al igual que el stalinismo en sus distintas variantes, se posicionaron a favor de la victoria militar de las dictaduras libia y siria y, consecuentemente y con el mismo fervor, por la derrota de los pueblos que habían empuñado las armas para cuestionarlas.
El esquema con el cual el castro-chavismo explica el actual proceso político en Siria es el mismo que fue argüido en Libia: 1) No existe ninguna revolución popular en curso; 2) Lo que existe es una intervención imperialista, que intenta derrocar como sea a un “líder antiimperialista” (Al Assad), para lo cual son utilizadas bandas de mercenarios o “terroristas” financiados directamente por la CIA y las petromonarquías de Arabia Saudita o Qatar; 3) Visto lo anterior, es obligación de la izquierda cerrar filas en torno a Al Assad, “contra el imperialismo”.
Armados con este “relato”, las corrientes castro-chavistas polemizan con todos aquellos que tienen la osadía de defender a las revoluciones libia y siria –entre ellos la LIT-CI–, sosteniendo que apoyar la lucha de los rebeldes sirios contra Al Assad significa “hacerle el juego al imperialismo”. Sin embargo, la realidad está demostrando exactamente lo opuesto.
¿La intervención imperialista es para derrocar a Al Assad?
La actual intervención aérea de los EEUU contra las posiciones del Estado Islámico (EI) en territorio sirio, que cuenta con el apoyo explícito de Al Assad y, en la práctica, con el respaldo de los gobiernos de Irán y Rusia, replantea con más claridad esta polémica.
¿Qué hizo el dictador sirio cuando comenzaron los bombardeos imperialistas? ¿Acaso los denunció como una agresión inaceptable a la soberanía siria? ¿Organizó algún tipo de resistencia?
Nada parecido. Al Assad, al contrario de lo que podría esperarse del paladín “antiimperialista” que pinta el castro-chavismo, saludó “cualquier esfuerzo internacional en la lucha contra el terrorismo”1, siempre que exista una “coordinación” con el gobierno sirio.
Poco después de iniciados los bombardeos de la “coalición internacional” liderada por EEUU, el propio canciller sirio, Walid Muallem, admitió que tal “coordinación” existe, enfatizando que el régimen sirio fue anunciado de la intervención con antelación, al tiempo en que respaldó la medida: “Ellos [EEUU] dijeron que van a lanzar ataques durante tres años […] En cualquier caso, si sus ataques van dirigidos contra el EI, eso está bien”2.
En este orden de cosas, el diplomático sirio exhortó: “Es hora de unir esfuerzos contra el terrorismo, porque el peligro inminente rodea no solo a nuestro país sino a todo el mundo”3.
En un diario oficialista sirio, otro diplomático sirio confesó que “el liderazgo militar norteamericano ahora está peleando en las mismas trincheras que los generales del ejército sirio, en una guerra contra el terrorismo dentro de Siria”4.
No se puede discutir la necesidad de combatir al EI. Esta es una organización burguesa con un programa teocrático ultrareaccionario, que en su avance para conquistar territorios petroleros arrasa ciudades y villas, en las cuales impone un régimen dictatorial basado en el exterminio físico del movimiento de masas (decapitaciones, crucifixiones, mutilación genital y esclavización sexual de las mujeres). Sin duda, la derrota del EI es una necesidad de la revolución en todo Medio Oriente.
Pero esto no significa que, en nombre de derrotar a las tropas del “Califato” islámico, la izquierda deba apoyar o “dejar correr” la “guerra contra el terrorismo”, que se traduce en la intervención armada de un genocida mil veces más terrible: el imperialismo. Y es eso lo que el castro-chavismo está haciendo, con el objetivo de mantener al dictador sirio en el poder.
Para intentar encubrir esta realidad, la propaganda castro-chavista afirma que la ofensiva contra las posiciones del EI sería, en verdad, una simple “distracción” para ocultar el verdadero objetivo de derrocar a Al Assad. Esto no es verdad.
En primer lugar porque el enfrentamiento contra el EI es real. Es simplista decir que “la CIA” engendró al EI en un macabro laboratorio sólo para poder “justificar” sus ataques a Siria.
El imperialismo pretende “estabilizar” Medio Oriente y, en ese marco, las intenciones que tienen los sectores burgueses agrupados en el EI, de crear un “Califato” explotando el petróleo de una parte de los territorios de Irak y Siria, alentando en esa dinámica a otras facciones fundamentalistas en toda la región, llegaron a un límite intolerable para Washington. Ahora bien, es evidente que, planteado el problema, el imperialismo buscará moverse aprovechando al máximo la situación para “hacer limonada del limón”.
En segundo término, la realidad muestra que, para el imperialismo, el gobierno sirio está siendo cada vez más útil en la compleja tarea de estabilizar la región. Esto hace que el “derrocar” a Al Assad no sea un objetivo planteado en el plano militar. Al contrario, es el presidente Obama el que se encuentra “en las mismas trincheras” que el sátrapa sirio.
En este contexto, hace mucho tiempo que el régimen sirio viene esforzándose por mostrarse “indispensable” o al menos “confiable” para el imperialismo a la hora de “combatir el terrorismo”, específicamente al EI.
La brutal ofensiva de las hordas del “Califato” islámico, que desde junio controlan un tercio de Irak y Siria, abonó el terreno para que el régimen sirio intensificara esta política de intentar “rehabilitarse” a nivel internacional, presentándose ante las potencias imperialistas como un “aliado” ante los avances militares del EI.
Y esta política fue orquestada en conjunto con sus principales aliados: Rusia e Irán.
El periódico cubano Granma confirma este hecho en una nota titulada “Canciller ruso llama a incluir a Siria en la lucha contra el EI”, en la cual reproduce las declaraciones de Serguéi Lavrov, que instó a EEUU a establecer una “interacción con las autoridades sirias”5.
Por su parte, ante el pleno de la reciente Asamblea General de la ONU, el presidente iraní, Hassan Rouhani, también insistió en la necesidad de una unión amplia contra el “terrorismo”: “Los extremistas del mundo se han encontrado el uno al otro y han hecho el llamado ‘extremistas del mundo uníos’. Pero, ¿estamos unidos contra los extremistas?”6.
En Latinoamérica, el presidente venezolano Nicolás Maduro entró en la misma línea de Al Assad-Rusia-Irán, declarando también ante la ONU: “Hay que convocar a los gobiernos soberanos de Irán, Siria, Irak y el Líbano y establecer una estrategia política”, al tiempo en que convocó a “hacer una alianza de paz contra el terrorismo”7.
Siempre en el mismo andarivel, la propia prensa “bolivariana” se lanzó sin demora a esta cruzada para recuperar la “confiabilidad” de Al Assad: “El gobierno del presidente Bashar Al Assad ha expresado su decisión de colaborar en cualquier esfuerzo internacional contra el terrorismo sobre la base del respeto a la soberanía del país y a las leyes internacionales, posición que comparten numerosas naciones, en particular Rusia e Irán”8.
En síntesis: a cambio de favorecer la permanencia del dictador sirio en el poder y valiéndose de eufemismos como “colaborar en cualquier esfuerzo internacional contra el terrorismo”, la izquierda “bolivariana” consiente los actuales bombardeos imperialistas en Siria.
Algo para “guardar las apariencias”
A pesar de que los hechos son incontestables, esta vergonzosa colaboración de facto con la agresión imperialista a la soberanía siria intenta ser encubierta por una “cortina de humo” compuesta por una serie de “críticas”.
Es así que, para confundir a los activistas sociales, el castro-chavismo continúa dando rienda suelta a su aparentemente inagotable repertorio de disparatadas teorías de la conspiración.
En la prensa “bolivariana”, es común encontrar la afirmación de que la creación del “Califato” islámico, en verdad sería parte de un plan concebido y ejecutado meticulosamente –una especie de “caos ordenado”– con miras a derrocar a Al Assad y debilitar a Irán.
Si esto fuera así, ¿por qué, entonces, estos gobiernos apoyan o “dejan correr” los bombardeos de EEUU? ¿Estarán, tal vez, dispuestos a suicidarse?
¡Medios “alternativos” como Granma o Telesur deberían esforzarse más por “alertar” a sus valientes pero ingenuos líderes “antiimperialistas” sobre la perversa maquinación imperial que se cierne sobre sus cabezas!
Al Assad y su repetidores “progresistas” en Latinoamérica dicen, además, que con sus ataques al EI, EEUU estaría “dando la razón” al régimen sirio, que según ellos viene combatiendo hace mucho tiempo contra “terroristas”.
Aquí la maniobra, que no es nueva, pasa por poner a todas las milicias rebeldes sirias (Ejército Libre de Siria [ELS], Frente Islámico9, Frente de los Revolucionarios de Siria10, Comités Locales, etc.) “en la misma bolsa” que el EI.
Desde el comienzo de la revolución, la táctica discursiva de la dictadura siria pasó por identificar a toda la oposición anti-dictatorial con “terroristas fundamentalistas” que actúan en el marco de una “conspiración extranjera”. Con la aparición de lo que actualmente se denomina EI, en 2013, esto se concretó en buscar igualar a todos los rebeldes (islámicos o no) con las barbaridades cometidas por esa organización “yihadista”.
Pero este esquema no resiste ningún análisis mínimamente serio. No es posible siquiera comparar a los rebeldes sirios anti-dictatoriales con el EI, por la simple razón de que están en trincheras opuestas.
Desde que las fuerzas de Al Qaeda, de cuyas entrañas emergió el EI, se hicieron presentes en la guerra civil siria11, hemos denunciado que estas no formaban parte de la amplia resistencia rebelde, pues no combatían el régimen de Damasco y, por el contrario, se dedicaban a atacar a los insurgentes sirios. Por esta razón, caracterizamos al EI no como parte de la resistencia contra Al Assad (como sí lo hace el castro-chavismo) sino como una “quinta columna” de la dictadura.
Cuando nos referimos al EI como “quinta columna”, cabe aclarar, no estamos diciendo que no existan contradicciones, roces y hasta enfrentamientos armados entre la dictadura siria y esta organización. No son lo mismo. Por lo tanto, sus intereses, en algún momento, entrarían en colisión. Lo que decimos es que el EI, al combatir a los rebeldes sirios, en los hechos favorece política y militarmente la permanencia de Al Assad.
En efecto, en 2013, el EI comenzó a “parasitar” a los rebeldes sirios, arrebatándoles las ciudades que estos habían ido liberando de la dictadura. Esta situación obligó a los revolucionarios sirios, que luchan de forma desigual contra el régimen, a abrir un “segundo frente” para combatir al EI.
En este sentido, en enero de este año comenzó una serie de violentos enfrentamientos entre una coalición compuesta por el Frente Islámico, el Ejército de los Muyahidines (guerreros santos) y el ELS, por un lado, y el actual EI y las fuerzas de Al Qaeda, por otro. Los choques armados se dieron en Homs, Hama, Alepo, Raqqa, Idlib y Deir al Zur, dejando, sólo en el primer mes de combate, más de 1.700 muertos12.
El precio por luchar contra el régimen y contra el EI es muy alto para los rebeldes anti-dictatoriales. Algunos grupos rebeldes que luchan contra el EI calculan que hasta la mitad de sus fuerzas han sido desviadas a este segundo frente13.
En este marco, incluso grupos de rebeldes islámicos, entre ellos el Frente Islámico, la Brigada al Furqan, el Ejército de los Muyahidines, la Legión del Levante y la Unión Islámica de los Soldados del Levante, declararon en mayo de este año al EI como “objetivo militar de la revolución”14.
A la luz de estos hechos, no es posible afirmar que los rebeldes sirios son “lo mismo” que el EI. Esto no tiene ningún asidero en la realidad.
Por otro lado, como analizamos anteriormente, está demostrado que la actual agresión militar imperialista en Siria no es para “derrocar” a Al Assad sino, por el contrario, está siendo realizada con su colaboración y, en ese sentido, favorece su permanencia en el poder.
Así, no es casual que muchas milicias rebeldes, a las que el castro-chavismo acusa indiscriminadamente de “pro-imperialistas”, estén en contra de los ataques imperialistas.
Tal es el caso, por ejemplo, del movimiento Hazem: “Los ataques aéreos son considerados como una violación de la soberanía nacional y un ataque contra la revolución siria. Vamos a trabajar solamente de acuerdo con las prioridades de la revolución, no de acuerdo a la voluntad de la alianza internacional”15.
Al mismo tiempo, declaran que “el único beneficiario de estas injerencias extranjeras en Siria es el régimen, particularmente en ausencia de una verdadera estrategia para derrocarle”16.
En las redes sociales, diversos grupos rebeldes sirios exclaman: “El régimen de Al Assad es el principal problema”; “Al Assad tiene que irse”; “Al Assad ha sido quien ha generado el Estado Islámico”17.
La cuestión es que muchas milicias rebeldes sirias, después de comenzados los bombardeos, no han visto “ninguna diferencia” concreta que alivie su situación en el frente de batalla. Un comandante militar de la brigada al-Shamal Thuwar, que forma parte del ELS y actúa en el extenso frente de Alepo, dijo: “Aún no hemos recibido armas de alta calidad ni artillería pesada. Estamos luchando con algunas pocas armas ligeras y morteros de fabricación local”18.
¿Qué tipo de “mercenarios financiados por la CIA” son estos que se oponen a los bombardeos de sus “comandantes”?
Las ilusiones se desvanecen
De nuestra parte, seguiremos rechazando rotundamente la actual intervención imperialista en Siria e Irak, en cualquiera de sus formas. Seguiremos denunciando que nada tienen de “humanitario” ni “progresivo”; que su objetivo real es colonizar la región, manteniendo para ello los pilares fundamentales de la dominación imperialista, encarnada en dictaduras genocidas como la del clan Assad.
Al mismo tiempo, los revolucionarios sostenemos que la mejor manera de derrotar al imperialismo y acabar con las atrocidades del “Califato” islámico, es apoyar política y materialmente las heroicas revoluciones que siguen su curso desigual en Siria y Medio Oriente.
Eso significa, en este momento, combatir hombro con hombro junto al heroico pueblo kurdo de Kobane, llamando a la mayor unidad entre los rebeldes sirios de origen árabe y los kurdos, contra el EI y contra la dictadura de Al Assad, al tiempo que denunciamos la intervención aérea del imperialismo en Siria e Irak y exigimos de todos los gobiernos que envíen armas pesadas y abran sus fronteras –especialmente en el caso de Turquía– para el paso de voluntarios que quieran unirse a los rebeldes sirios y kurdos.
En relación con otros períodos históricos, el actual ritmo frenético con el cual se suceden los acontecimientos mundiales tiene la virtud, en ciertos casos, de desenmascarar a las direcciones traidoras en menos tiempo.
La corriente castro-chavista, encaramada a los dictadores de todo pelaje, si bien mantiene una amplia influencia, no tiene ni puede tener futuro histórico. Sus ataques a los trabajadores, a partir de los Estados capitalistas que administran, y su inevitable capitulación al imperialismo, producto de su carácter de clase, está siendo cada vez más visible para miles de activistas. Cabe esperar, en bien del triunfo de la revolución socialista internacional, que la acción y la experiencia acelerada de las masas populares en el mundo acaben despedazando cualquier tipo de ilusión sobre que estos partidos pueden representar una alternativa en favor de los intereses de nuestros pueblos.
1 http://laestrella.com.pa/internacional/mundo/presidente-asad-avala-ataques/23807444
3 http://www.telesurtv.net/news/Siria-insta-a-fortalecer-lucha-contra-el-terrorismo-20140929-0037.html
4 http://www.lanacion.com.ar/1730812-el-dilema-de-obama-como-destruir-a-ei-sin-fortalecer-a-al-assad
6 http://lta.reuters.com/article/worldNews/idLTAKCN0HK1UK20140925
7 http://www.lanacion.com.ar/1730077-maduro-fustigo-los-ataques-en-siria-e-irak
8 http://www.prensa-latina.cu/index.php?option=com_content&task=view&id=3120821&Itemid=1
9 El Frente Islámico es, probablemente, la principal fuerza rebelde sobre el terreno, con más de 40.000 soldados declarados. Si bien tienen un programa religioso, su eje central es la derrota de la dictadura, para lo cual enfrentan también al EI y hacen alianza militar con los rebeldes laicos.
10 El Frente de los Revolucionarios de Siria fue creado en diciembre de 2013, en principio como una alianza de 14 grupos dentro del ELS, como respuesta a la conformación del Frente Islámico, de orientación religiosa. En enero de 2014, sin embargo, se separaron del ELS. Combaten a la dictadura siria y al EI.
11 Al Qaeda está presente en Siria a través del denominado Frente Al Nusra, del cual el actual EI es una escisión, ocurrida en abril de 2013.
16 http://www.vientosur.info/spip.php?article9431
17 http://elcomercio.pe/mundo/asia/que-ahora-rebeldes-sirios-no-apoyan-bombardeos-noticia-1760629